Si el pasado año le tocó el turno al manto que la Virgen de Consolación vistió en 1964 con motivo de su coronación canónica, el protagonista en esta ocasión es el conocido como manto de las coronas de espinas. Este elemento centra las miradas más curiosas durante la novena que está celebrándose en honor a la patrona de Utrera, ya que lo luce de nuevo tras haber sido restaurado por segunda vez en su historia.
El encargado de acometer esa tarea ha sido el bordador utrerano Jesús Migueles, quien asumió esta tarea de manera desinteresada "como gratitud" por el nacimiento de su hijo Carmelo. Según explicó, el oro que adorna el manto "no presentaba muchos desgastes, aunque sí estaba oscuro por el paso del tiempo, por lo que se ha procedido a su limpieza".
Así, tras la restauración, las piezas "siguen siendo las primitivas", sustituyendo únicamente las parte más deterioradas, "aunque han sido muy pocas". Mientras, la cordonería que presenta el manto sí es nueva. El restaurador indicó que "el brizcado [perfilado] de las piezas era casi inexistente, y ahora se ha logrado realzar más el dibujo".
Durante la ejecución de este trabajo, Migueles ha pasado las citadas piezas a un tejido nuevo. De esta forma, del raso blanco en el que se encontraban ahora se sitúan sobre tisú de plata. "El cambio se produjo porque el tisú ofrece mayor resistencia al paso del tiempo y a la suciedad frente al raso y más riqueza al manto", dijo.
