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La paz sevillana de Barenboim

Existen instituciones -la Cruz Roja, la Comunidad Ecuménica de Taizé o las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela- que nacieron como respuestas comprometidas a problemas de su tiempo. Muchas son hoy muy importantes aunque tuvieran orígenes pequeños; todas, sin embargo, para fructificar hubieron de encontrar el calor de la gente del lugar...

el 15 sep 2009 / 09:24 h.

Existen instituciones -la Cruz Roja, la Comunidad Ecuménica de Taizé o las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela- que nacieron como respuestas comprometidas a problemas de su tiempo. Muchas son hoy muy importantes aunque tuvieran orígenes pequeños; todas, sin embargo, para fructificar hubieron de encontrar el calor de la gente del lugar en el que se incardinaron.

Daniel Barenboim tuvo un día la idea de crear una orquesta con músicos que, aún perteneciendo a diferentes países en conflicto, se conjuntaran para interpretar melodías y esa hermosa metáfora encontró la posibilidad de encarnarse en Sevilla gracias a la sensibilidad que para estos asuntos tiene Manuel Chaves.

Pero eso no basta. El maestro judeo-argentino dijo anteayer que "la música en sí misma no sirve para la paz y que por eso debemos intentar que forme parte de la cultura general"; el axioma, como la caridad, tendría que empezar por uno mismo y aplicárnoslo en Sevilla, de cuya cultura general a veces parece desprenderse que, desde hace siglos, ni nos sobra ni nos falta nada y no es así.

La orquesta West-Eastern Divan debe ser un instrumento de paz mundial sevillano no por voluntad del presidente de la Junta sino porque la ciudad se sienta orgullosa de albergar una semilla que puede dar frutos a otros y al mismo tiempo enriquecerla. Como da frutos y enriquece a Ginebra la Cruz Roja. Por ejemplo.

Antonio Zoido es escritor e historiador.

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