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La 'peleíta' eclipsa a Blas Infante

PP, PSOE e IU se sirven del homenaje al padre de la patria andaluza para confrontar entre sí.

 

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Blas Infante ha dejado de ser esa zona verde desmilitarizada donde los enemigos políticos se encuentran, dialogan y comparten unos principios comunes al margen de sus diferencias ideológicas. Y el Estatuto andaluz ya no es un armisticio, si es que alguna vez lo fue. El homenaje que rindió ayer el Parlamento al padre de la patria andaluza, en el 127 aniversario de su nacimiento, se transformó en una escaramuza de intereses partidistas. Esta cita anual, que cuenta con la asistencia de la familia de Blas Infante y de todos los partidos, y que termina con una ofrenda floral ante el busto que se erige en el patio, ya no es ni protocolaria ni institucional. Se parece más a una sesión de control, plagada de mítines, reproches y confrontación política.

Los portavoces de PP, PSOE e IU se sirvieron del atril para atacar duramente a su adversario. Sólo el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, se mantuvo en la moderación, con un discurso en el que todos estaban juntos a un lado, y enfrente la intolerancia y el "terror" de la Guerra Civil que acabó con la vida del homenajeado. "El legado y la obra de Blas Infante nos debería unir. Es nuestro deber y la ciudadanía nos lo exige", proclamó. Pero lo único que Blas Infante inspiró ayer a los tres partidos por igual es el convencimiento de que el otro ha traicionado su espíritu.

Los tres portavoces hablaron de "consenso" y de la defensa del Estatuto, pero los discursos que llevaban escritos estaban afilados para la bronca. La hija de Blas Infante y presidenta de la fundación que lleva su nombre escuchó cómo, en nombre de su padre, se denunciaba "un asedio a nuestra tierra"; "la deslealtad institucional"; "la ruptura del equilibrio autonómico"; "el imprudente centralismo del Estado" y "el fracaso de tres décadas de autogobierno". Entre el público también estaba el Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, asistiendo a una reedición más de eso que él mismo llamó "la peleíta" de los partidos. Días atrás, Gracia le había reprendido por denunciar que "la gente está hasta el gorro" de los políticos, por dedicarse a "la peleíta" en lugar de atender los problemas de los ciudadanos.

De los tres portavoces, el más descarnado fue el socialista, Mario Jiménez. "Vivimos un auténtico asedio a nuestra tierra", dijo, tras denunciar que se busca "romper el equilibrio de la Constitución", aludiendo al pacto fiscal que pretende Cataluña. Jiménez insistió en "la amenaza" que acecha a las autonomías, que intenta imponer un "nacionalismo de primera y un regionalismo subsidiario". El portavoz de IU, José Antonio Castro, criticó el "imprudente centralismo del Estado y el trato desigual que se le está infringiendo" a las regiones". Carlos Rojas, del PP, exigió "lealtad institucional permanente" y desplegó las críticas que abandera su grupo contra la Junta, acusándola de buscar la "confrontación con el Gobierno, usando como excusa la crisis". "Blas Infante no es patrimonio de ninguna sigla política y lo mismo ocurre con la autonomía", dijo. Su mayor envite fue aseverar que "los objetivos del autogobierno que proclamó el padre de la patria andaluza no se han cumplido. Sigue existiendo el histórico problema del paro y el fracaso escolar y eso se debe al fracaso de tres décadas de autogobierno".

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