La peña La Unión de Los Palacios y Villafranca se revitaliza con la entrada de socios jóvenes

Todos en Los Palacios y Villafranca lo llaman El Casino, aunque su nombre oficial es peña cultura y comercial La Unión. Se trata de una sociedad exclusivamente masculina que en Los Palacios y Villafranca duerme el letargo de otros tiempos en los que se erigía en una tertulia de los ilustrados de este municipio. 

el 22 mar 2010 / 21:38 h.

Los miembros de la peña con uno de sus nuevos socios -a la derecha-.

En El Casino dormitan, leen, releen, sueñan y juegan al dominó una galería de hombres de cierta edad, con las gafas sobre las puntas de sus narices, el café frío y la prisa abandonada. Aunque la peña cultural y comercial La Unión, que es como se llama El Casino en rigor, cuenta actualmente con 126 socios (en sus mejores tiempos sumaban 250), rara vez coincide en sus dependencias más de una veintena de hombres enfrascados en su pausada lectura o en reducidos grupos de juegos de azar, siempre silenciosos.

Este casino responde a la definición que el diccionario de la Real Academia de la Lengua ofrece en sexto y último lugar y tras la indicación de "en desuso": "Sociedad de hombres que se juntan en una casa, aderezada a sus expensas, para conversar, leer, jugar y otros esparcimientos, y en la que se entra mediante presentación y pago de una cuota de ingreso y otra mensual." En este caso, 140 euros al año.

La sociedad, en plena plaza de España, la fundaron el 22 de marzo de 1955 varios socios capitaneados por Juan Fernández Bustillo, más conocido en el pueblo como Juanito el del Vino, ricachón y a la sazón alcalde en aquella posguerra aburrida del pueblo, animada un año antes por la amenaza de excomunión del cardenal Segura por culpa de unos bailes en la festividad de la Patrona. La casa, comprada por estos socios fundadores que antes se habían servido de sedes provisionales en la misma plaza, pudo ser inaugurada a finales de la década de los 60, frente a la otra peña de reputación en el pueblo, la Bética. El inmueble había servido hasta entonces de panadería, pero lo convirtieron en un moderno edificio.

Luego la costumbre lo avejentó todo y un estéril silencio se adueñó de él, como reliquia viva de los tiempos en que debatían entre risitas de sabios o sabiondos el alcalde, el secretario del Ayuntamiento, el juez, el estanquero y algunos criados.

La nueva junta directiva, presidida por Antonio García y que tomó posesión el pasado mes de febrero, pretende revitalizar esta institución abriendo sus puertas a aires nuevos, sobre todo permitiendo el ingreso de socios jóvenes. Buscan subvenciones para habilitar la planta superior, impracticable desde que se llueve; y montar una página web.

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