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La penúltima estación antes de la felicidad

el 29 jul 2011 / 20:20 h.

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No tienen dueño, le esperan a usted.

Quienes estén mínimamente familiarizados con la cruda imagen de los refugios de animales abandonados tendrán que enjugarse los ojos al cruzar el umbral de la Fundación Benjamín Mehnert, una organización sin ánimo de lucro ubicada en el término municipal de Alcalá de Guadaira que acoge una media de 400 animales abandonados, fundamentalmente galgos, pero no sólo, mestizos, perros de distintas razas y gatos esperan una segunda oportunidad, ojalá la definitiva.

Uno espera encontrarse al entrar con el benefactor de estos cientos de almas, quizás un acaudalado señor germano amante de los amigos de cuatro patas. Luego sabremos que Benjamín es, en realidad, un querido (y desaparecido) perro dobermann del que fue dueña Gisella Mehnert, esta sí, mecenas alemana de un lugar con 20.000 metros cuadradados, clínica veterinaria y las mejores instalaciones posibles para que estos seres pasen el trance de la espera de un nuevo hogar en las mejores condiciones posibles que se puedan imaginar.

Como toda historia, esta no se hace realidad de la noche a la mañana. Isabel Paiva, gerente de la Fundación hoy, es el otro nombre a retener. Hasta hace unos años ella, su marido y sus hijas eran la ONG Adopción Animal. O lo que es lo mismo, una familia sin vacaciones y casi sin medios que hacía frente a rescates de animales y que buscaba debajo de las piedras adoptantes para los perros que lograban retirar de una muerte segura en la carretera.

Quiso la casualidad, el destino o vaya usted a saber que Gisella Mehner e Isabel se encontraran. "Ella quería crear un centro como este, una Fundación para toda la vida en la que se salvaran animales, tuvieran una estancia digna, encontraran dueño y, por el camino, se insistiera en la educación de las nuevas generaciones sobre el cuidado y el respeto de nuestros compañeros de viaje", recuerda Isabel parafraseando las palabras de Gisella.Dicho y hecho. Constituida como Fundación en al año 2000, no fue hasta 2008 cuando iniciaron la actividad en Sevilla.

Y hoy, en pleno 2011, a la vista de las instalaciones del centro están a punto de poder cortar la cinta blanca. Lo harán previsiblemente en otoño. Sin embargo en su interior ya trabajan a pleno rendimiento, ellos, los voluntarios que adquieren el compromiso de echar una mano y llevarse la impagable recompensa de un lametón y los 12 trabajadores a sueldo (veterinarios, oficinistas, cuidadores...) que son para estos seres poco menos que ángeles de la guarda de dos patas."El día que entraron aquí los animales se me caían las lágrimas de la emoción", rememora Isabel sin perder de vista a su marido, Pepe Fernández, también responsable de la Fundación.

Después de tantos años de calamidades y penurias que estos animales pudieran disponer de atención clínica, de jaulas con calefacción y aire acondicionado, de hilo musical, de pienso de calidad, de.... "es absolutamente maravilloso, creemos que este centro es el sueño de todo aquel que alguna vez en su vida ha luchado por una vida digna para los animales", asegura Isabel.

Conviene insistir sin embargo en que este no ha de ser en modo alguno el punto y final. Debería ser y es un lugar de tránsito. "Nuestro límite nos lo determinan las jaulas de cuarentena [en las que todo perro entra para ser observado antes de unirse con otros congéneres], cuando están llenas no podemos dar paso a más animales", lamenta Isabel a la vez que arroja el dato de que tienen una media de "cinco perros adoptados en semana".

Es cierto que el de la Fundación es el gran grano de arena en esto de la salvaguarda de perros y gatos.Pero como ellos mismos se encargan de recordar no están sólos, ni lo pretenden. Otras asociaciones mucho más modestas como Arca de Noé, Uprodea, Arca, El buen amigo y El refugio-escuela llevan años remangándose en la inacabable tarea de devolver la vida a unos animales que no pidieron ser jamás el regalo roto de nadie.Muchos son galgos. Así lo ha determinado la estadística. De cada 1.000 perros abandonados el 30% son galgos. Al respecto la Fundación mantiene dos luchas, la que trabaja por endurecer la ley y, a la par, descubrir a la sociedad española algo que en países como Holanda, Bélgica y Austria saben desde hace mucho: los galgos son excelentes perros de compañía y pueden vivir en un piso perfectamente. La segunda guerra les concierne de forma vital, necesitan de lugares así, donde recuparse del pánico vivido y volver, con el tiempo, a confiar en la raza humana.

Por las instalaciones del centro [en el que también hay ponys, burros y cerdos vietnamitas, todos ellos salvados del maltrato y que pasarán a formar parte de una ejemplar granja-escuela] se cruzan centenares de historias, de principio desconocido, nudo desdichado y final, ojalá, feliz. Como la del San Bernardo Bayron, abandonado junto a su hermano, o la de Hansel, un perrito apedreado, o las de Trufa y Sue encontradas vagando por el arcén de la autovía o la de Suerte, una encantadora galga que padece una enfermedad incurable con la que, con el tratamiento adecuado, puede vivir sin problemas. Hoy están en una jaula, con sus recreos, su césped, sus mimos compartidos, "con las mejores condiciones posibles". Pero ellos quieren un hogar. En eso es donde usted puede echar la mano decisiva, "sacar a unos permite a otros entrar", y así se mueve una rueda que nunca parará porque España encabeza la nómina de países europeos en abandono. Otra opción, además de la del voluntariado, es ser socio. Cinco euros pueden hacer aún más viable una Fundación cuyos ¡guaus! están cargados de esperanza y agradecimiento.

DE UTILIDAD

Qué: La Fundación Benjamín Mehnert se encuentra en Sevilla. Si quiere saber dónde está póngase en contacto con ellos a través del correo electrónico info@fundacionbm.com.
Cómo ayudar: Tiene tres formas, adoptando un animal y haciéndose socio a partir de cinco euros al mes. También, si tiene tiempo y es solidario, puede asumir el compromiso de ser voluntario acudiendo al centro al menos una vez en semana.
Más información: En la página web www.fundacionbm.com. 

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