A estas alturas alturas de temporada está claro que la competición más aburrida para el Sevilla la que menos ilusiona a sus aficionados es la Liga. La Copa puede deparar un título y en la Liga de Campeones el conjunto nervionense puede hacer historia, pero en el campeonato nacional los papeles principales ya están repartidos y el equipo nervionense lo más que puede hacer es cumplir con las expectativas logrando la clasificación para la próxima edición de la Champions, es decir, quedando tercer clasificado, preferiblemente, o cuarto.
Es más, el cuarto puesto es visto en el Sánchez Pizjuán como un descenso de escalón. Por eso, en esta aburrida Liga al equipo de Jiménez sólo le queda pelear con el Valencia y no descuidarse para que los de atrás no den un susto al final de la temporada.
Esta segunda premisa parece estar bien enfilada, sobre todo tras el triunfo ante el Mallorca de la última jornada, que aleja a los bermellones, quintos, a cinco puntos. La pelea que sigue en liza, y por ahora con desventaja hispalense, es la mantenida con el Valencia. Los de Emery llevan un par de semanas respondiendo bien a la presión que intentan meter los de Manolo Jiménez. De nuevo esta semana la intención sevillista es acercarse a los che y recortar los cuatro puntos actuales. Jugarán primero los andaluces ante el Athletic y los levantinos tendrán un difícil enfrentamiento en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid.
En esas andan los sevillistas, que reciben al Athletic en un encuentro con evidente resaca europea. Más incluso para el conjunto vizcaíno que para los locales. El Sevilla solventó su visita a Moscú con un positivo empate que además supuso poco desgaste viendo el ritmo del partido. Tampoco ha habido lesionados de última hora y los hándicaps que arrastra, las bajas por sanción de Zokora y Negredo y por lesión de Luis Fabiano, Squillaci, más la de Duscher, no son achacables al encuentro del miércoles.
El Athletic tampoco es que se dejara medio equipo en su visita al Anderlecht -apenas pierde por lesión a Muniain-, pero sí que puede pesarle factura la abultada derrota ante los belgas 4-1 y la posterior eliminación. Si a esos condicionantes anímicos se le suman los físicos en una plantilla más corta que la sevillista y los estadísticos -16 años sin ganar en el Sánchez Pizjuán, cuatro goles recibidos en cada una de las tres últimas visitas- el partido se presenta más en franquicia para los hispalenses, que, además, cuentan con Jesús Navas, uno de los jugadores más en forma de la Liga y posiblemente de Europa. Caparrós lo conoce bien.