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La pesadilla del termómetro

La falta de descanso por el calor genera irritabilidad y altera la conducta. “Si uno no puede dormir, lo mejor es la siesta, que es un método reparador”, aconseja la jefa del servicio de Neurofisiología del Hospital Virgen Macarena.

el 10 ago 2010 / 19:51 h.

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Los termómetros siguen marcando por encima de los 40 grados

Si está de mal humor, cansado e irritable en el trabajo, no se preocupe, sólo es el calor, que le impide pegar ojo y le hace sentirse como un murciélago: sonámbulo de día y revoloteando sobre la cama de madrugada. Los vecinos de Sevilla han sufrido las dos noches más calurosas de los últimos 50 años, con el mercurio rozando los 27 grados. Y tampoco mejoró ayer, día de San Lorenzo, que recibió como homenaje la alerta naranja y el sol pegando más que nunca en la capital hispalense.

Pese a los avances de la ciencia moderna, los expertos se aferran a los remedios de la abuela para combatir las altas temperaturas: el botijo -o la versión más moderna de la botella de plástico-, el abanico y una buena siesta se postulan como antídotos.

"La persona está estos días con señal de cansancio, aturdimiento y con problemas de conducta", apunta la jefa del servicio de Neurofisiología del hospital universitario Virgen Macarena, Mamen Menéndez, que precisa que eso se debe a que el sopor nocturno hace que el sueño sea "menos reparador, más fragmentado y más difícil de coger". "Para colmo, como el calor empieza a apretar temprano y no deja apenas tiempo para poder descansar", añade.

Los remedios contra esta epidemia de insomnio colectivo son sencillos: estar fresquitos y tener una botella de agua en la mesa de noche. "Hay que aplicar medidas de refrigeración [ventilador, aire acondicionado o abanicos] para no estar la noche en vela", expone. Y, si no funciona ninguna de esas precauciones y sigue sin conciliar el sueño, esta experta aconseja recurrir al método ancestral de la siesta, que "es un remedio reparador, ya que no sólo permite descansar, sino que se practica en horas en las que es mejor estar a la sombra y sin hacer ejercicio".

Pese a todo, Menéndez confía en la capacidad de aguante de los sevillanos ante el calor. Aunque no hay una base científica que lo sostenga, esta experta no descarta que en Sevilla aguanten un poco más que el umbral de sueño, que según los científicos es a partir de 22 grados. "Seguro que soportan el calor mejor que los habitantes de los países nórdicos", bromea Meléndez, a la par que reconoce que ella tampoco, siendo una experta en estas lides, ha podido dormir a pierna suelta, sobre todo el pasado fin de semana.

Sin embargo, a la jefa del servicio de Neurofisiología del Virgen Macarena no le preocupa solamente la noche. El día es prácticamente cuestión de estado. Sus consejos tiran del manual de la lógica, aunque bien es cierto que nadie lo cumple a rajatabla: resguardarse al máximo del calor, consumir muchos líquidos y evitar hacer ejercicio físico en horas de altas temperaturas. Estas recomendaciones las transmite en especial a los colectivos de riesgo, como las personas mayores y los jóvenes. Y es que estos últimos son los más imprudentes porque se creen inmunes cuando practican algún deporte bajo el sol.

Menéndez recurre otra vez a los remedios de la abuela, en especial los gastronómicos como el gazpacho que "es el mejor ejemplo para combatir la pérdida de iones y azúcar". Y, de paso, avisa a los albañiles: hay que hidratarse y tomar descansos para evitar los golpes de calor, ya que "pueden sufrir, con una exposición continuada, lesiones neuronales".

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