La cineasta y hasta ahora presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Ángeles González-Sinde, fue ayer nombrada ministra de Cultura, en sustitución de César Antonio Molina. Mientras el cine español recibía la noticia con euforia, en otros ámbitos las opiniones son divergentes.
La nueva ministra, poseedora de dos premios Goya y autora del guión de La buena estrella de Ricardo Franco y del filme Una palabra tuya, entre otros empeños es, como su antecesor, una activa creadora. Aunque Molina, escritor que durante su mandato no ha parado de lanzar novedades al mercado -poesía, novelas, memorias-, venía avalado por una meritoria gestión al frente del Instituto Cervantes, muchas de las esperanzas puestas en él fueron naufragando deprisa y viéndose salpicadas de llamativas polémicas, como la dimisión de Rosa Regás de la Biblioteca Nacional o la relativa al relevo de Nacho Duato.
A González-Sinde se le atribuye un talante más dialogante que al coruñés, si bien su conocida beligerancia hacia la piratería ha puesto de inmediato en guardia a la Asociación de Internautas (AI), que no han dudado en calificar el nombramiento como "una provocación" de Zapatero, que "se empeña en tratar de limitar, cercenar y criminalizar" el acceso a la cultura.
La reacción contraria se vivió ayer en el sector del cine. Agustín Díaz Yanes, presidente de la Asociación española de guionistas, se mostró "contento" por el hecho de que "por primera vez alguien del cine ocupe el ministerio". Eduardo Bautista, presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores (SGAE), consideró que el nombramiento de González-Sinde, "suena un poco al modelo de Pilar Miró y a un guiño al mundo del cine, que ella conoce bien, por lo que podrá poner en marcha mucha medidas".
La escritora Rosa Regás, quien mantuvo con Molina una fuerte polémica, aprovechó la coyuntura para decir que siempre pensó que el nombramiento del ex ministro fue "un gol que le metieron a Zapatero". No obstante, dijo sentirse "más contenta por el nombramiento de Ángel Gabilondo como ministro de Educación que por la dimisión del ministro de Cultura, porque la educación es los más importante para este país, que siempre ha tenido la educación y la cultura como de segunda".
El presidente de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), cineasta, escritor y académico José Luis Borau, se mostró "encantado" con el nombramiento de González-Sinde, que fue alumna suya a comienzos de los 90, y aunque entiende que le espera "una tarea muy difícil" es "muy valiente y decidida y lo hará muy bien seguro", señala.
desafíos. González-Sinde tendrá como retos inmediatos el impulso de las nuevas leyes de la Música, las Artes Escénicas y de los Archivos. Enemiga de las descargas ilegales en internet, deberá concretar las medidas que Cultura prepara para luchar contra la piratería. A las leyes que Cultura tiene previsto impulsar en esta legislatura para promocionar la música y las artes escénicas, se suma la Ley de Archivos, en cuyo borrador trabaja el ministerio desde hace tiempo, y que llenaría el vacío existente en este campo. La ministra tendrá que culminar además el proceso en marcha para convertir en agencias estatales del Instituto Nacional de las Artes Escénicas (INAEM) y el del Museo Reina Sofía.
González-Sinde deberá, además, asumir la aplicación del Código de Buenas Prácticas puesto en marcha por Molina, y que ha propiciado la salida de Nacho Duato del Compañía Nacional de Danza y de José Antonio del Ballet Nacional de España, entre otros. La cineasta desarrollará también al frente de Cultura las nuevas leyes del Cine y del Libro y proseguirá el proyecto del Centro Nacional de Artes Visuales, que se ubicará en la antigua Fábrica de Tabacos de Madrid, y que Molina pretendía tener listo en 2012.
Le corresponde sacar adelante en mayo el Plan General de Danza, al que seguirán el de Música (2010) y el de Circo (2011). También antes del verano se ha anunciado que se conocerá la ubicación de la Ciudad de las Artes Escénicas y la Música, que albergará las diez unidades artísticas del INAEM excepto el Centro Dramático Nacional, que continuará en el María Guerrero y el Valle Inclán; la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que ocupará el Teatro de la Comedia, y el Teatro de la Zarzuela.
Asimismo, tendrá que pronunciarse sobre la posibilidad de unificar la acción cultural exterior, que Molina reclamó como ministro para que Cultura tuviera competencias sobre el Cervantes, dependiente ahora de Exteriores.