El técnico del Unirea, el mítico Dan Petrescu, recurrió a su hoja de ruta para lograr su propósito ante un rival ciclópeo en ataque. Un 5-4-1 sin fisuras, con un pivote reconvertido a central desde el 1-0, fue una telaraña impenetrable para un Sevilla que adoleció de la velocidad necesaria para imponer su dominio y mayor calidad en Bucarest.
Jiménez no tracionó su nuevo libro de estilo y desplegó un 4-4-2 desde el inicio. Con Sergio Sánchez y Drago de centrales, la libertad de movimientos para Fernando Navarro, discreto, y Konko, voluntarioso e impreciso en idénticas proporciones, fue notable.
Sin embargo, el orden de la retaguardia rumana, con Bordeanu y Apostol erigidos en cazadores insaciables, anuló la efectividad de Kanouté y Negredo, la dupla atacante nervionense. Tras el 1-0, Petrescu reordenó su programa y reculó hasta el final.
El preparador blanquirrojo optó por un revolucionario 4-3-3 durante unos diez minutos. Kanouté, Luis Fabiano y Negredo ejercieron de '9' y el trivote que integraron Navas, Zokora y Renato trató de surtir balones a la zona de definición.
Sin embargo, los marcajes mixtos de los zagueros locales originaron que surgiera un último plan. Baldío, volátil, inconsistente...