Desde que en 2005 ganó el concurso de ideas el arquitecto de la Plaza de España lleva más de medio centenar de visitas a la ciudad de las torres para controlar los trabajos, que tres años después sigue sin poder ver terminados.
-¿Le gusta cómo está la plaza que usted diseñó, pese a que todavía le quedan remates?
-La encuentro fantástica en lo que respeta al proyecto de la peatonalización. Lo que pasa es que es una obra que se ve mal ejecutada, mal terminada, porque todavía no está recepcionada.
-¿Le falta mucho?
-Falta terminar muchos detalles y tiene defectos constructivos que habrá que reparar. Pero el aspecto me parece que ha ganado notablemente: este espacio no era conocido previamente en Écija, la dimensión, la tranquilidad, la falta de ruido, la calidad de los distintos ambientes? La encuentro fenomenal aunque, repito, creo que está mal ejecutada y que habrá que terminarla.
-¿Difiere mucho de la idea inicial que tenían ustedes?
-La idea original se trataba de un salón. Y un salón es una plaza del siglo XIX, que estaba elevada con respecto a sus bordes, por donde circulaban los carros y los vehículos alrededor. Es lo mismo que le pasa con la plaza del Duque, en Sevilla, que está levantada con respecto a su perímetro, y con todas las del XIX.
-Sin embargo, eso se cambió.
-Originalmente en el proyecto era así. Lo que pasa es que hubo que inscribirla dentro de un plan de peatonalización del centro, donde se pidió la accesibilidad para discapacitados y que se bajara todo a la misma cota. Ésa es la diferencia más fuerte.
-¿La cota cero busca la peatonalización del centro?
-Exacto. Y eliminar barreras arquitectónicas. Creo que es un plan que no tiene discusión. En todas las ciudades, especialmente las de tamaño medio, van hacia la peatonalización de sus centros para darle importancia a los mismos. Evidentemente eso revaloriza no sólo el centro y sus edificios más emblemáticos, sino también el comercio. Es indiscutible.
-¿Y no la ve muy diferente a como la plantearon?
-Bueno, los cambios más importantes se negociaron antes de empezar la obra con las asociaciones. Prácticamente todo está tal como se negoció salvo el tratamiento de la natatio, que la Comisión Provincial de Patrimonio decidió que no llevase el vidrio que estaba previsto que hubiera encima, sino que quedará abierta y que lloviera agua en su interior. Ése es el cambio más importante.
-¿Se podría cambiar?
-Sí, si no quedara completamente cerrada como se pensaba. Se nos requirió que la levantáramos un poco desde el suelo y se creara una especie de invernadero. Luego, cuando se terminó de excavar se planteó que la dejáramos abierta. Otra opción sería quizá dejarla abierta con una pérgola, una marquesina liviana y ligera que la dejara al aire libre pero protegida y cubierta.
-Hay otros cambios que anunció el Ayuntamiento de Écija...
-Estoy a la espera, igual que cuando cambiamos el proyecto básico de ejecución. Estoy esperando que nos pasen la lista de sugerencias, aunque tengo entendido que son de poca importancia, que afectan al arbolado, a los puntos de luz, a las láminas de agua? Que se pongan de acuerdo y nos transmitan qué cambios quieren hacer.
-¿Están abiertos a los cambios entonces?
-Somos un equipo que siempre hemos intentado no imponer nuestra arquitectura al cliente. De hecho este proyecto es un poco así, es una plataforma libre sobre la que se disponen varios ambientes que atienden a los distintos problemas que tiene la ciudad en diferentes puntos. Y perfectamente puede asumir cualquier otro compromiso.
-¿También un cambio tan radical como volver a meter tráfico en la plaza?
-Eso ya es un problema del Ayuntamiento de Écija, un cambio en el que yo no entro. Personalmente creo que es un error. Pero bueno, si se decidiese, sería cuestión de colocar un elemento que separara el tráfico del tránsito peatonal. Se estudiaría la forma de hacerlo lo mejor posible.
