Entre 2002 y 2006, el número de extranjeros empadronados en Sevilla se duplicó. La tendencia se ha detenido. Los últimos datos aprobados por el Instituto de Estadística recogen un leve descenso. El porcentaje de población foránea es el más bajo de entre las diez principales capitales españolas.
En Sevilla hay oficialmente 25.157 inmigrantes, un 3,6% de la población. En 2007 -año al que corresponden los últimos datos aprobados por el Instituto de Estadística a raíz de los informes elaborados por el Consistorio-, la cifra cayó en un centenar de personas. Es un leve descenso. Casi imperceptible. Pero rompe una tendencia ascendente registrada en los últimos cinco años, que no sólo ha tenido reflejo en la ciudad, sino en todo el país.
Hace un lustro, el número de inmigrantes empadronados era de 10.390. Ha subido todos los años. Hasta 2007. Éste es uno de los motivos que ha provocado la caída de la población empadronada en la ciudad por debajo de los 700.000 habitantes: Sevilla no es un destino con los suficientes recursos y potencial económico como para atraer con carácter indefinido a la población extranjera. Hay una tendencia a la temporalidad, a la llegada a la ciudad como lugar de paso o de forma provisional.
Esta situación queda reflejada en los datos. El índice de población inmigrante en relación con el número de habitantes de Sevilla es el más bajo de entre las diez principales capitales de provincia del país. El 3% de la capital andaluza contrasta con el 6% de Bilbao, el 12,5% de Valencia, el 15,4% de Barcelona o el 10% de Zaragoza. Ésta última capital es, además, la que está situada en mejor posición para arrebatar a Sevilla el cuarto puesto del país en relación al número de habitantes, que ocupa desde hace décadas.
"La causa es principalmente laboral. Los extranjeros se mueven según donde haya trabajo. En Sevilla hay pocas opciones. La diferencia se nota sobre todo en el sector servicios o en la hostelería. Aquí no hay puestos y en otras ciudades sí los hay", explica Mustafá, asesor jurídico de la Asociación de Mujeres Inmigrantes Amal.
Desde esta entidad se apunta a otra serie de factores que explican este descenso. Las cifras reflejan el número oficial de inmigrantes. No el real, que suele diferir sensiblemente. Previsiblemente más en esta ocasión. Los motivos son muchos. El primero, apuntado por el delegado de Estadística del Ayuntamiento, Juan Antonio Martínez Troncoso, es la nueva exigencia del Gobierno central: hay que renovar el certificado de empadronamiento cada dos años. Son muchos los expedientes que no han superado este proceso.
Pero hay más factores. Como la nacionalización de los inmigrantes procedentes de algunos países latinoamericanos, que representan el 57% del total. O el temor instalado entre buena parte de la población extranjera a que los datos que se faciliten en el empadronamiento puedan ser utilizados por la Policía. Aunque inicialmente esta información estaba restringida e incluso se hicieron campañas de concienciación en las que se aseguraba que el padrón únicamente se usaría para la prestación de servicios básicos, esta situación fue alterada con la última modificación de la Ley de Protección de Datos.
El Consistorio trata ahora de frenar el descenso en la regularización de inmigrantes. De ahí las anunciadas campañas de sensibilización entre la población.
