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La población extranjera creció un 48% en los últimos tres años

Sevilla ha inscrito más inmigrantes en el padrón que el resto de grandes capitales.

el 06 feb 2011 / 18:21 h.

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Ni Madrid ni Barcelona ni Valencia. Sevilla es, de las grandes ciudades españolas, la que ha experimentado un mayor aumento de su población extranjera desde 2007, año en el que el Consistorio inició su campaña para empadronar inmigrantes y evitar, como se ha logrado, bajar de los 700.000 habitantes. El resultado es notorio: la población foránea creció un 48% en tres años, lo que equivale a 12.195 personas más inscritas en el padrón, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) con fecha del 1 de enero de 2010. Sólo sigue su estela su máximo rival para arrebatarle su condición de cuarta ciudad del país, Zaragoza, que experimentó un aumento del 34%. También Bilbao creció un 29%.


El resto de ciudades que componen el top ten de capitales españolas han visto ralentizado su ritmo de empadronamiento de inmigrantes. Aunque sus números absolutos superan a Sevilla -por la lógica de tener una mayor extensión y población-, Madrid sólo creció un 20%, un porcentaje que en el caso de Barcelona se reduce a un 14% en estos tres años.

Con este ritmo de los últimos cuatro años, la población foránea pasa a representar el 5,3% de los habitantes de Sevilla, una cifra que, aunque todavía está por debajo de las principales ciudades españolas -algunas como Barcelona y Madrid, representa el 17% del total y, otras como Zaragoza, está en el 13%-, sí que se acerca a los guarismos de Valladolid (6,08%), Málaga (7,98%) o Bilbao (8,04%), entre otras. Hasta ha superado a Córdoba, que ha experimentado una fuerte caída de la inmigración en estos tres años.

Este crecimiento coincide con el inicio de la campaña de empadronamiento, después de detectar que en 2007 la población extranjera descendió por primera vez en la capital tras un lustro de subidas, aunque sólo fuera en un centenar de personas y tras cinco años en ascenso. A partir de esa fecha, se incorporaron al padrón municipal una media de 4.000 inmigrantes al año, un hecho clave para mantenerse por encima de los 700.000 habitantes y contrarrestar así el éxodo de sevillanos que se han mudado -y empadro- nado, que es la clave- a la corona metropolitana. La marcha se ha cifrado en 7.142 sevillanos menos desde 2007. "Los inmigrantes compensan la marcha de sevillanos, pero no es el único parámetro, ya que el crecimiento vegetativo [la diferencia entre nacimientos y defunciones] sigue siendo ligeramente positivo", comenta el delegado de Innovación, Juan Antonio Martínez Troncoso.

El concejal socialista considera que la campaña de empadronamiento ha surtido efecto "no sólo en números globales", sino para "generar confianza" entre la misma población foránea para que "no estén atemorizados" a la hora de meditar si finalmente se van a inscribir en el padrón. Es más, considera que la prioridad es seguir en esa línea, ya que hay "muchos inmigrantes sin empadronar", entre los que citó, por ejemplo, los que viven en los llamados pisos patera, donde el titular está empadronado pero aloja a más que no lo están.

Frente a esa subida exponencial está la crisis. Los expertos ya han advertido de que la actual situación del país ralentiza la incorporación de inmigrantes al padrón municipal, al haber una relación directa entre el trabajo y la permanencia en una ciudad. Esa tendencia se detecta en el último ejercicio analizado (2010), aunque, pese a las circunstancias, ha sido ascendente: se inscribieron 2.673 personas más. La mayoría de los nuevos extranjeros proceden de China y, sobre todo, Bolivia, que se consolida como el segundo colectivo inmigrante de Sevilla por detrás de Marruecos.

Si la campaña ha tenido efecto positivo en número, no ha sido así en clave político. A priori, el voto inmigrante podía decidir hasta un edil en las próximas elecciones. Pero de los más de 8.000 latinoamericanos con derecho al voto sólo formalizaron su situación 440 en la provincia, según avanzó hace días este periódico.

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