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La pobreza se hereda

El programa ProInfancia de la Fundación La Caixa atiende en Sevilla a más de 5.000 niños en riesgos de exclusión. La actuación se centra en mejoras educativas, claves para su futuro.

el 07 mar 2014 / 00:30 h.

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El programa ProInfancia actua en las zonas excluidas de las diez áreas metropolitanas más pobladas como Sevilla. / Paco Puentes El programa ProInfancia actua en las zonas excluidas de las diez áreas metropolitanas más pobladas como Sevilla. / Paco Puentes Uno de cada tres niños en España está en riesgo de pobreza y exclusión, según datos de Eurostat recogidas por Save the Children. Y su perfil se corresponde con hijos de padres sin estudios o muy básicos, nacidos en España pero con al menos uno de sus progenitores inmigrante o miembros de familias monoparentales. Es decir, que sus probabilidades de ser pobres están directamente relacionadas con sus circunstancias familiares, o lo que es lo mismo, «la pobreza se hereda», en palabras del director del Área de Integración Social de la Fundación La Caixa, Marc Simón. 5.019 niños sevillanos en esta situación fueron atendidos el año pasado gracias al programa Proinfancia de la Fundación La Caixa, desarrollado mediante un convenio con el Ayuntamiento y a través de las asociaciones Entre Amigos, Save the Children, Radio Ecca y EAPN, que trabajan con los colectivos en riesgos de exclusión y a través de cuya acción los cinco millones de euros con los que cuenta este programa para Sevilla se traducen en acciones para el refuerzo escolar y la educación no formal más allá del aprendizaje académico, actividades de tiempo libre claves para su socialización, ayudas para alimentos, productos de higiene, material escolar y apoyo familiar y atención o terapia psicosocial encaminadas a mejorar sus habilidades sociales y conductuales y levantar su autoestima. Gran parte de las acciones del programa se centran en el ámbito educativo «que es más global que ir a la escuela, a la que primero te tiene que llevar alguien, pero es también que en el entorno del menos se dé importancia a la educación, que la familia se implique, para que exista una motivación por la formación», destacaron tanto Simón como el director de Save the Children, Andrés Conde. No es casual. La filosofía del programa Proinfancia parte de la consideración de que «la única manera de romper la herencia de la pobreza es la mejora educativa que da al niño más oportunidades de futuro» para salir de esa situación. Ello requiere que la actuación con las familias y los menores no sea puntual sino que se les acompañe en el proceso hasta lograr que su situación se normalice. El «compromiso» y la «implicación» de las familias resulta por eso clave. Y también la creación de un modelo de intervención basado en la coordinación entre las entidades que participan para que «las familias no tengan que ser expertas de ver a quién tienen que acudir para casa cosa sino que entre todos les acerquemos los recursos y ayudas», explicó Simón. El responsable de la Fundación La Caixa, que participó con representantes del resto de asociaciones en la I Jornada sobre Pobreza Infantil organizada por la entidad con la colaboración de la Universidad Hispalense, quiso dejar claro que aunque la crisis ha aumentado las bolsas de pobreza «ésta ha existido siempre y más cerca de lo que creemos» y junto a los llamados nuevos pobres, los que ya padecían esa situación han visto cómo se agravaba porque «había mucha economía irregular de subsistencia» sin la cual hay familias que carecen ahora de lo más básico. El director de Save the Children puso cifras al problema. Si en 2007, la tasa de menores de 16 años en riesgo de pobreza y exclusión era del 23%, actualmente es del 33%, lo que supone que ha crecido «a un ritmo muy alto con la incorporación de nuevas personas, pero la pobreza infantil no se ha atajado ni en época de bonanzas». Conde denunció que el hecho de que uno de cada tres niños estén en riesgo de pobreza y el 55% de los jóvenes esté en paro, y por tanto, sin posibilidades de hacer un proyecto de vida, suponen un «problema muy grave» para una sociedad. «Abre una brecha de desigualdad que luego es muy difícil corregir, porque las desigualdades se abren fácilmente pero se cierran con mucho esfuerzo», según Conde. El director de Save the Children alertó también sobre un aspecto preocupante: «La mayor precariedad económica está provocando situaciones de mayor estrés familiar que deriva en que los supuestos que desembocan en casos de violencia sean más altos». La delegada de Familia, Asuntos Sociales y Zonas de Especial Actuación, Dolores de Pablo-Blanco –que participó en la inauguración de las jornadas–, llamó la atención al respecto para destacar que «si algo nos ha enseñado esta época de crisis es a trabajar en colaboración» y la necesidad de la «prevención, porque en épocas de bonanza todo es muy fácil». Aunque hasta ahora el proyecto Proinfancia se ha desplegado por toda la capital y el área metropolitana, este año se pondrán en marcha programas pilotos en el Polígono Sur, Cerro-Amate, San Pablo y Torreblanca que inciden en el mismo tipo de actuaciones pero buscando la implicación de entidades de los barrios, desde la comunidad educativa al centro de salud y los vecinos.

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