Mientras tú cantas (Dum Spiro Ed.) supone el debut como poeta de Rosario Pérez Cabaña, una sevillana que se vale de los versos para explorar perfiles desconocidos de cuanto le rodea. El libro fue presentado ayer en la FNAC, con Luis Manuel Ruiz como introductor.
Con anterioridad a este volumen, la autora había publicado el libro de relatos Cinco lunas vigilan (Ateneo de Sanlúcar, 1993) y textos diversos en revistas y antologías, como la recopilación Literatura joven de Andalucía que vio la luz en 2006 con motivo de la Feria de Guadalajara (México) dedicada a nuestra comunidad. Pero su voz poética había permanecido escondida hasta ahora, si bien es evidente que ha sido largamente madurada.
Según afirma Rosario Pérez, en el libro "se encuentran cosas que forman parte de lo cotidiano, aunque más bien intento darle la vuelta a todo, mirarlo del revés". El título es una clara referencia a su marido, el músico y cantautor Ariel Cubillas, pero "aunque hay una referencia constante, con símbolos muy personales y sin dejar de conservar un mínimo pudor, me gusta que ese tú se multiplique y pueda ser un vosotros que abarque todo lo que uno ve", asevera.
Admiradora de José Hierro y José Ángel Valente, pero influenciada también por narradores como Thomas Bernard o Juan Carlos Onetti, la sevillana gusta de jugar con el ritmo y la métrica. "La cotidianidad es un punto de partida. Me gusta retorcerle el cuello al cisne, pero nunca a costa de sacrificar la musicalidad", aclara.
Esa cotidianidad tiene mucho que ver con Sevilla, ciudad donde nació y donde reside Rosario Pérez, pero perderá el tiempo quien busque entre las páginas de Mientras tú cantas perspectivas de la Giralda, macetas con lunares u otros guiños propios del tipismo. "Hay una visión muy de aquí, pero el escenario de estos poemas no es necesariamente Sevilla. De hecho, podría tratarse de cualquier otro lugar. Lo que me inspira de una ciudad son las cosas de cada día, y siempre tengo presente que la poesía nace de la calle, en las paradas, en los autobuses", apostilla.
