Aunque es uno de los nombres más conocidos de las letras cubanas actuales, la presencia en España de Waldo Leyva (Villa Clara, 1943) se reducía hasta ahora a un puñado de antologías y ediciones dispersas, algo llamativo en un país que siempre ha prestado una minuciosa atención a cuanto se cuece en la literatura de la mayor de las Antillas. Esta laguna queda en parte cubierta con el poemario Asonancia del tiempo, preparado por Álvaro Salvador y recién editado por la Fundación Lara, que incluye poemas de libros como El rasguño en la piedra y Memoria del porvenir, junto a algunos textos inéditos.
De origen campesino, autodidacta y muy vinculado a las formas populares de la poesía cubana, como la décima o el repentismo -versificación improvisada-, pero también cultivador constante del soneto y del verso libre, Waldo Leyva tiene entre sus motivos recurrentes el paso del tiempo, el coraje y la cobardía, el amor y las pequeñas cosas de la vida, y tan pronto recurre a un lenguaje coloquial como echa mano del mito clásico o el símbolo culto.
Prueba de lo dicho es el poema Definitivamente jueves, uno de los más citados de entre su dilatada obra: "Quiero que el veintiuno de agosto/ del año dos mil diez,/ a las seis de la tarde como es hoy,/ pases desnuda atravesando el cuarto/ y preguntes por mí./ Si estoy, pregunta, y si no existo,/ o si me he extraviado en algún lugar de la casa,/ de la ciudad, del mundo,/ pregunta igual, alguien responderá./ El primero de enero del año dos mil uno será lunes/ pero el veintiuno de agosto de la fecha indicada/ tiene que ser definitivamente jueves/ y el calor, como hoy, agotará las ganas de vivir..."