La Policía baraja que los hermanos desaparecidos no estén vivos

Los niños se extraviaron mientras jugaban bajo la vigilancia de su padre. Se descarta que la madre, en trámites de separación, esté implicada en el suceso.

el 09 oct 2011 / 15:00 h.

Las tías de los niños, de dos y seis años, desaparecidos en Córdoba muestran dos fotografías a la entrada de la comisaría de Campo Madre de Dios.

El paso de las horas juega en contra y crece el pesimismo. Nada nuevo se sabe del paradero de los hermanos Ruth y José Bretón Ruiz, de seis y dos años de edad, que el sábado desaparecieron en el Parque Cruz Conde cuando estaban junto a su padre, según denunció este. Nada se sabe al menos de forma oficial.

El mutismo absoluto en el que entró la Policía Nacional en Córdoba dio paso a informaciones llegadas fundamentalmente desde Madrid que en nada son halagüeñas. En esa vorágine de noticias ni confirmadas ni desmentidas, a últimas horas del día se llegó a descartar que los pequeños pudieran estar vivos, se aseguró que se había encontrado una navaja con restos de ADN del padre y de los niños, y se apuntó que se habían encontrado restos biológicos y señales de violencia en una parcela de los abuelos paternos en el polígono de las Quemadillas, en Córdoba capital, en la que se realizó un exhaustivo registro con un despliegue de medios policiales.

A la investigación se sumó, además, el comisario jefe de la Policía Judicial de Sevilla, Manuel Piedrabuena, que participó en la investigación del caso Marta del Castillo.

Durante todo el día la investigación se centró en el entorno del padre y, más en concreto, en la parcela de Las Quemadillas. Agentes de la Policía Científica buscaron durante más de nueve horas todo tipo de pruebas apoyados por unidades de subsuelo, que inspeccionaron alcantarilla do, y caninas, que rastrearon la zona, todo ello en presencia del padre, que acudió de forma voluntaria avisado por la Policía.

Las pesquisas se centraron entorno a él básicamente por tres circunstancias, según las fuentes consultadas: una, porque el viernes se encontraron en su coche, un Opel Zafira, un arma blanca en el maletero y cinta de carrocero y una cuerda debajo del asiento del conductor; dos, porque ya el sábado se descubrieron en la parcela propiedad de sus padres restos de una hoguera en la que, al parecer, podría haber quemado ropa, y tres, porque en su relato sobre la jornada del sábado existe un lapsus o incoherencias en un plazo que iría desde las doce del mediodía a la hora en la que dio el aviso de la desaparición, incluyéndose entre ellas el testimonio de un testigo que afirmó haberlo visto solo, sin la compañía de sus hijos, dejando el coche aparcado a escasos metros del Parque Cruz Conde.

Todo ello llevó ayer a suspender las labores de búsqueda en el río que se iniciaron el sábado casi de forma testimonial y a volcarse en el entorno del padre. Ya por la noche algunas fuentes apuntaron a que se habían encontrado restos biológicos y señales de violencia en la parcela, y que en un arma blanca se halló ADN del padre y de los niños.

Entre las hipótesis -la Policía insiste en que no descarta ninguna- se baraja que los niños no llegaran a Córdoba en su traslado desde el Huelva el viernes junto al padre.El primer aviso de la desaparición lo dio el padre, natural de Córdoba, la tarde del sábado. El hombre, en trámites de separación con la mujer, se había trasladado con sus hijos desde Huelva para pasar el fin de semana en casa de los abuelos paternos, con el consentimiento de su mujer.

Mientras tanto, la Policía comunicó lo ocurrido a la madre, que se encontraba en Huelva. Una vez en la Comisaría onubense, la mujer denunció por malos tratos psíquicos a su pareja, según informó la familia y confirmó la Policía. Fuentes familiares añadieron que relató a los agentes supuestas amenazas verbales del padre consistentes en que si no retomaban la relación la mujer podría no volver a ver a los niños.

"Son unos niños muy risueños y extrovertidos con la familia, pero no se van con nadie que no conozcan". Así de contundente se mostró ayer la portavoz de la familia materna de los dos menores, Esther Chaves, quien aseguró que no se rendirán "hasta dar con su paradero".

Mientras gran parte de la familia seguía tras la pista de Ruth y José en la capital cordobesa, sus allegados en Huelva comenzaron en el mediodía de ayer a pegar carteles con sus fotografías por la capital onubense. La última vez que fueron vistos, la niña llevaba unas mallas rosas y una blusa rosa y blanca, y el niño, pantalón beige y camiseta de tonos azules.

La portavoz de la familia se trasladó hasta Córdoba y regresó en la noche del domingo para no dejar ningún cabo suelto en Huelva. "Empezamos allí porque era donde habían desaparecido, pero, a estas alturas, necesitamos seguir buscando", aseguró. Según reveló la Policía a la familia en el parque cordobés "nadie los vio, ni a los menores, ni al padre buscándolos". Este dato ha hecho crecer la preocupación.

La portavoz de la familia afirmó que la madre de los niños "está destrozada", ya que, a medida que pasan las horas, "los malos pensamientos la invaden, y se encuentra muy mal". La familia no se rinde, y pese al miedo y la incertidumbre, mantiene viva su "esperanza".

Según narró, tras la separación, "tenían un acuerdo verbal" según el cual él venía a recoger a sus hijos cada quince días a Huelva, donde vivían con su madre. Éste era el segundo fin de semana que pasaban en Córdoba. El padre de los niños sólo le dijo a su expareja: "Lo siento, me ha tocado a mí perderlos".

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