Ni en los clubes de alterne ni en las calles hay prostitutas de origen asiático, pero lo cierto es que si hace un par de años la comunidad china en Sevilla no había entrado en el negocio de la prostitución, de un tiempo a esta parte la Policía ha comenzado a investigar redes chinas dedicadas a la explotación sexual de mujeres de este país y ya ha desarticulado algunas.
Su modus operandi es anunciar sus servicios, sobre todo en prensa e internet, con el reclamo de "masajes con final feliz" y trabajan en pisos alquilados en barrios residenciales. En este tiempo, la Policía Nacional también ha vigilado peluquerías regentadas por chinos en cuya trastienda sospechan que se ejercía la prostitución aunque, de momento, no han podido clausurar ningún local al no lograr corroborar sus sospechas.
Actualmente, la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificación de Documentos (Ucrif) de la Policía Nacional sigue la pista en Sevilla a una presunta organización china dedicada a la prostitución que cuenta con tres pisos en la ciudad y que se anuncia bajo la apariencia de casas de masajes en la red y los periódicos. Según explica Manuel Linares, jefe de la Ucrif, lograr pruebas de que en estos pisos se explota sexualmente a las mujeres es "difícil" y requiere procesos de "largas vigilancias", ya que se trata normalmente de domicilios alquilados, sin ningún rótulo o distintivo que anuncie los masajes in situ, a los que los agentes no pueden entrar salvo que cuenten con una denuncia o hayan conseguido una orden judicial, lo que exige demostrar al juez previamente que hay indicios de que en el domicilio se está cometiendo un delito.
A veces se producen denuncias de los vecinos "pero solo por ruidos", aunque según reconoce Linares, "no son muy escandalosos". "Entrar en un piso tiene un peligro legal", explica el jefe de esta unidad policial. Por ello es necesario reunir "cargas probatorias" suficientes para presentarlas ante un juez y que éste emita una orden judicial que permita acceder al piso y comprobar que en él hay mujeres obligadas a ejercer la prostitución, ya que prostituirse libremente no está penado en España, y contratar estos servicios está multado por la ordenanza municipal pero solo en la calle. Y en la vía pública, hasta el momento, no se ha detectado la presencia de prostitutas de origen chino (predominan las nigerianas y las rumanas), como tampoco en los clubes (donde trabajan frecuentemente sudamericanas).
En marzo del año pasado, cinco ciudadanos chinos fueron detenidos por los delitos de explotación sexual de mujeres y asociación ilícita. Regentaban tres casas y en el momento de la operación la Policía encontró en ellas a cuatro mujeres, pero por los datos de sus investigaciones estiman que obligaban a prostituirse a una docena. Hace dos años fue desarticulada otra organización china que regentaba cinco pisos en Sevilla, Huelva, Algeciras y Cádiz, en una de las cuales la Policía halló "un zulo oculto por un sofá" en el que escondían a las mujeres. Al igual que hacen las organizaciones que regentan los clubes de alterne, que van cambiando a las prostitutas de locales, estas redes suelen tener varios pisos y también mueven a las prostitutas de uno a otro.
El reclamo de los masajes como tapadera de la prostitución no es nuevo, según reconoce Linares, pero "sí es cierto que los asiáticos entraron en este negocio hace un par de años". Las redes chinas de explotación sexual comenzaron en Madrid y anunciaban sus servicios en periódicos dirigidos exclusivamente a la comunidad china. Sin embargo, poco a poco se han extendido por otras ciudades y se publicitan en los clasificados de la prensa general y en internet. En Sevilla también se ha detectado el reparto de folletos anunciando estos masajes en centros comerciales. Con esta tapadera, han vuelto a resurgir las antiguas casas de citas, que en los últimos años habían decaído en Sevilla salvo "los tres o cuatro de sobra conocidos de toda la vida" y que se reparten en distintas zonas, desde el Centro a Sevilla Este o Nervión.No se han detectado proxenetas vinculados a los negocios más habituales entre la comunidad china asentada en Sevilla y en el resto del país, los bazares. Pero sí se han investigado otros, como peluquerías, ante las sospechas de que en su interior no solo se lava, corta y peina, sino que se ofrecen masajes, de nuevo, "con final feliz".
El jefe de la Ucrif reconoce que el año pasado la unidad se pasó varios meses vigilando uno de estos negocios, con licencia legal de peluquería, en la Carretera Amarilla y constataron el trasiego de clientes "día y noche", pero no lograron demostrar que se ofrecían servicios ajenos a la peluquería. En estos casos no suelen publicitarse en prensa ni internet, sino que se corre la voz por el "boca a boca" y la clientela suele ser china.