Cuando el padre de Marta llegó a su piso, preocupado porque su hija no atendía al teléfono, se encontró la conexión a internet enchufada. Nada extraño si no fuera porque está seguro de que, antes de salir para visitar a unos primos, él mismo la había desconectado. Ese detalle le hace pensar que la joven subió a casa antes de que una vecina la viera por última vez.
Antonio del Castillo afirmó ayer que tiene la práctica certeza de que su hija Marta, desaparecida desde la noche del pasado sábado, estuvo en su casa en el intervalo de tiempo que va entre las 21.30 horas, cuando su amigo Miguel la dejó a unos 35 metros de su portal, y las 22.00 horas, momento en que se le perdió el rastro.
Esa certeza proviene de un pequeño detalle: el router de conexión wifi a internet del ordenador de la menor, que estaba enchufado en el momento en que Antonio, su esposa y sus hijas pequeñas llegaron a la casa buscando a la chica, con la que no daban a través del móvil.
Según relató el padre al programa Mira la vida, de Canal Sur, y según han confirmado posteriormente a este diario varios familiares de la joven, la familia siempre desconectaba el router antes de salir para impedir que otros vecinos se conecten de forma gratuita a la red a través de su línea. Era una costumbre fija de Antonio. Por eso, cuando subió a casa y descubrió que el router estaba enchufado, inmediatamente pensó que Marta había subido, había estado navegando por internet y se había dejado el aparato enchufado al salir de nuevo. Así se lo trasladó en su declaración a la Policía Nacional, que lidera la investigación conjunta con Guardia Civil y Policía Local.
Lo que ocurrió después puede ser todo o puede ser nada. Nadie lo sabe. Es posible que Marta, tras llegar de pasar la tarde con sus amigos, se conectara a internet y fijase una cita con alguien a través de Tuenti, la red social a la que estaba conectada; eso explicaría por qué estaba esperando en el portal de su casa cuando la vio su vecina Encarnación. Pero ese relato, a día de hoy, es una conjetura.
De ahí que el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés, insistiera ayer en que todas las vías de investigación están abiertas. Eso sí, dejó claro que la "clave" para conocer lo ocurrido está en el ordenador de la menor, lo que abunda en la versión de la familia, en la posibilidad de que la joven estuviese chateando antes de desaparecer. Los últimos pasos de Marta estarían ahí registrados, y es tras esa pista tras la que se mueve prioritariamente la investigación.
Otro nuevo dato trascendió ayer: fuentes familiares confirmaron que, tras registrar el cuarto de la adolescente en busca de algún indicio que explicase su marcha, encontraron el monedero que siempre solía llevar; en él tenía "unos 10 euros" y un bonobús. Sin embargo, se había llevado consigo el DNI. Según este testimonio, la menor salió a la calle identificada pero sin dinero. Hasta que apareció el monedero, la familia pensó que llevaba encima esos 10 euros, con los que había salido después de comer para pasar la tarde con sus compañeros.
Arropados. Pese a esos avances, la de ayer fue una nueva jornada de llamadas equivocadas, bien o malintencionadas, que poca luz arrojan sobre el caso. La familia, al menos, recibió un gesto de cariño por parte de los padres de la pequeña Mari Luz Cortés, desaparecida y asesinada el pasado año en Huelva. "Hemos venido a dar ánimos. Ahora es el tiempo de buscar y no de llorar, porque hay esperanza", sostuvo Juan José, el padre. "Les he animado a que levanten la cabeza. Deben afrontar la situación con fuerza", concluyó.
