Que la política es un "arte" es casi incuestionable. Sin embargo, ni todos los políticos son artistas ni todos los artistas son maestros en la destreza de la oratoria. Pero siempre existe la excepción que confirma la regla. Ése es el caso de un concejal del Partido Popular, José Miguel Luque.
El pasado miércoles, el político inauguró su primera exposición de pintura, La isla de S' Bel. Una muestra de 15 pinturas en acrílico, que representa los rincones más singulares de Sevilla. "Me siento muy satisfecho, es mi primera exposición y ya tengo un encargo", afirmó momentos antes de la inauguración.
José Miguel Luque se confiesa como un artista autodidacta que nunca ha recibido clases de pintura, pero la afición a las artes le viene de la saga familiar. Su madre ha sido su mecenas. "Ya de pequeño empezó mi afición y siempre se me ha dado bien. Mi madre, que estudió Artes y Oficios, me ayudaba a dibujar", afirma Luque. Se puede decir que nació en una familia muy vinculada a las artes. Su tío abuelo, Antonio Perea Sánchez, un reconocido imaginero que cuenta entre sus obras con la talla de Nuestro Padre Jesús Despojado. Además varios de sus primos se dedican a la pintura profesionalmente.
Todo comenzó como un hobby. Una afición que llenaba las horas de su tiempo libre, hasta que un día, en el bar donde cada mañana desayuna, le ofrecieron hacer una exposición de su obra. Al principio, el joven pintor se resistió por "falta de tiempo porque la política te absorbe las 24 horas del día", pero cambió de opinión porque "era una oportunidad única para mostrar mi obra". Ha empleado un año para preparar los 15 lienzos de la muestra y, aunque admite que ha pasado muchas noches sin dormir, le ha servido como terapia para evadirse del día a día. "Trabajaba desde las once de la noche hasta la madrugada y los domingos todo el día para aprovechar la luz natural", apunta. El resultado puede verse hasta finales de marzo en el bar, El Sur, en la calle Carlos Cañal.
Sevillano de nacimiento y de corazón, la temática de su obra se basa en la ciudad. Pero como él mismo incide no es una muestra de las imágenes tradicionales. "He pintado la Giralda, la Torre del Oro, la Catedral, el Hospital de la Caridad, El Salvador, pero desde una visión diferente, me he apoyado en los detalles, en lo que normalmente el ojo no ve", explica. "Todos mis lienzos son parte de mi pasado o mi presente. He pintado la Capillita del Carmen porque pasaba por allí cada mañana cuando iba al instituto. Al igual que la cúpula de la Capilla del Baratillo, hermandad a la que pertenezco desde que nací", señala. Normalmente, cada obra guarda un pedacito de su autor, "he reflejado los edificios tales como yo los veo. En mi trabajo no me gusta copiar a nadie", matiza el pintor, siempre arropado por sus compañeros del PP, como demuestra que a la inauguración fuera el candidato popular a la Alcaldía, Juan Ignacio Zoido. "Me apoyan y me animan en mi trabajo artístico", dice.
Aunque, "no descarta nada", su carrera política sigue siendo su prioridad. El concejal afirma que "en un futuro me gustaría poder seguir exhibiendo mi obra", pero entiende que deberá trabajar mucho porque "hay mucha gente que estudia Bellas Artes para dedicarse a la pintura y después no se les da la oportunidad de mostrar sus trabajos".
El título de su colección, La isla de S' Bel, evoca la primera civilización asentada en Sevilla, la de la mítica Tartessos. Según Luque, La isla de S'bel, es descrita por un historiador ateniense como la isla perdida. "La he tomado como un juego de palabras: la isla que se desconoce, es lo que he querido representar en mi colección, los detalles que están presentes pero se desconocen en Sevilla", esos detalles que el día a día impiden ver.