La política llama a la política

El Parlamento cede por primera vez un escaño para que un ciudadano defienda una medida. UPyD se hace con él y lleva su reforma electoral.

el 25 jun 2014 / 22:49 h.

Rosa Díez junto a Martín de la Herrán ayer a su llegada al Parlamento andaluz. / Raúl Caro (EFE) Rosa Díez junto a Martín de la Herrán ayer a su llegada al Parlamento andaluz. / Raúl Caro (EFE) Por primera vez, después de 30 años de autonomía, el Parlamento andaluz cedió ayer su voz a un ciudadano de la calle para que defendiera una iniciativa legislativa popular, que venía avalada por 58.000 firmas. Ese era el sentido del llamado escaño 110 (en el hemiciclo hay 109 diputados), que se creó hace tres años pero no se estrenó hasta ayer. La Cámara y los tres grupos con representación –PP, PSOE e IU– lo vivieron como un momento histórico, a pesar de que el portavoz de la calle no resultó ser un anónimo, no fue un ciudadano de a pie dispuesto a hacer micropolítica y superar la desafección que impera contra el sistema democrático y las instituciones. El escaño 110 lo ocupó el líder de una formación que se había quedado sin representación parlamentaria por falta de votos, lo cual no deslució la importancia de la iniciativa, pero tampoco acaba con la idea de que la calle vive de espaldas al Parlamento y a la clase política. El líder de UPyD en Andalucía, Martín de la Herrán, llegó acompañado de la presidenta del partido magenta, Rosa Díez. «Nunca imaginé que me estrenaría aquí sin la condición de diputado, vengo como ciudadano», dijo al subir a la tribuna. En las autonómicas de 2012, UPyD se estrenó con 129.180 votos, y aún así no logró ningún escaño. Su iniciativa ayer en la Cámara no era otra que proponer una reforma de la ley electoral para acabar con esa «injusticia», algo que también pide desde hace años IU, hoy socio de Gobierno del PSOE. La coalicion de izquierdas fue el único grupo que votó a favor del trámite de la propuesta de UPyD, que fue tumbada con los votos de socialistas y populares. Así pues, el Parlamento cedió su voz a la calle, le permitió entrar y debatir en el Pleno, y luego rechazó lo que proponía. Algo que ocurre a menudo con las propuestas de la oposición, como recordó la portavoz del PP, Ana María Corredera, pero que a De la Herrán le sentó francamente mal: «No cambian la ley electoral porque les da miedo perder su sillón. Este escaño 110 es un símbolo de la democracia sin calidad», dijo al terminar su discurso. El resultado era previsible porque PSOE e IU acaban de votar la creación de un grupo de trabajo para estudiar la reforma electoral. Los socialistas condicionan esa reforma a que se vote por unanimidad, y el PP rechaza de plano cambiar las reglas del juego a las puertas de las próximas elecciones. Lo que no estaba en el guión ni lo contempla la reforma del Parlamento que habilitó el escaño 110 es que éste termine sirviendo para cantar flamenco. En un momento del debate, durante la intervención del PSOE, una espontánea que estaba sentada en la tribuna de invitados se puso en pie a cantar. El discurso de la socialista Mar Moreno se interrumpió hasta que los servicios de seguridad echaron a la joven, pero al minuto se repitió la escena, esta vez con un hombre que le puso más voz y sentimiento. Se trataba de miembros del colectivo activistas Flo 6x8, que suelen mezclar mensajes anticapitalistas con fandangos y bailes flamencos en sucursales bancarias. Su protesta en una sede de Bankia en Sevilla se hizo famosa en Internet, pero ayer no le hizo mucha gracia a la diputada Mar Moreno, que intentaba defender la posición del PSOE. Moreno fue interrumpida por los cantes tres veces, y acusó al líder de UPyD de haberse traído a los activistas al Parlamento, algo que éste negó con muestras de indignación. De todas formas, la exconsejera tampoco pudo terminar su discurso porque a la mitad se quedó afónica. El presidente de la Cámara, Manuel Gracia, le sugirió que tomara «un caramelito», pero no resultó, y Moreno tuvo que ceder la tribuna al portavoz socialista, Mario Jiménez. En medio de todo este trajín surrealista estaba Rosa Díez, que asistía impávida desde la tribuna de invitados, viendo cómo se levantaban a su lado y se ponían a cantar flamenco, o cómo el Parlamento cedía la voz a la calle mientras una diputada se quedaba sin ella. Con rostro de asombro, quizá Díaz debió pensar si las cosas en Andalucía suceden siempre así. De la Herrán aprovechó para hacer un discurso duro con el resto de partidos, casi dejó de lado su iniciativa para ejercer «como la única oposición real de Andalucía». «PP, PSOE e IU forman el tripartito del paro y la corrupción, en lo esencial son lo mismo, y quieren blindarse para que lo les quiten el sillón»; «el grupo de trabajo de la reforma electoral es un paripé que han hecho cuando sabían que traíamos esta iniciativa». UPyD propone mejorar la representatividad por circunscripciones, listas abiertas, reforzar el régimen de incompatibilidades, reducir los gastos electorales, una campaña más equitativa de los partidos en los medios de comunicación públicos, y revocar a los diputados electos que no cumplan su programa. IU rechaza algunos puntos, pero otros los incluirá en el grupo de discusión, como la posibilidad de revocación. «Es necesaria la posibilidad de que el pueblo te despida si no cumples el programa o cometes actos reprochables», dijo su portavoz José Antonio Castro.

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