Cultura

La posguerra memoriosa de Rodríguez Almodóvar

El escritor sevillano regresa a la novela con Si el corazón pensara en Alianza

el 29 oct 2009 / 20:05 h.

Rodríguez Almodóvar se pasa a la novela para abordar un relato estremecedor.

Aunque para muchos lectores será siempre el gran compilador de los Cuentos de la media lunita, Antonio Rodríguez Almodóvar (Alcalá de Guadaíra, 1941) ha cultivado también la narrativa para adultos. A ella regresa con una nueva novela, Si el corazón pensara (Alianza), una obra que cabría clasificar en la actual corriente de recuperación de la memoria histórica si no fuera porque sus ambiciones van más allá.

En la presentación a los medios que ofreció ayer, su editora, Valeria Ciompi, habló de "artefacto peligroso y de novela trampa"; el también escritor Julio Manuel de la Rosa, de "bomba de relojería", y el historiador Juan Ortiz Villalba de "novela que se disfruta línea a línea, divierte e instruye".

Tras el chaparrón de piropos, Rodríguez Almodóvar, reacio a desvelar la trama del libro, explicó que Si el corazón pensara nació como un relato burlesco de 30 o 40 páginas, "pero empezó a desbordarme y se me fue de las manos", recuerda. "Todavía hay mucha gente que no sabe que hubo cinco campos de concentración en Sevilla. Como el de Mauthausen, sólo que en lugar de crematorios, se fusilaba y hala, al cementerio. En cambio, se ha intentado hacer pasar a genocidas por héroes", dijo el escritor, que suma una notable inventiva sobre una sólida documentación, así como testimonios de primera mano.

En su novela, Almodóvar toma como protagonista a Currito Domínguez, un chico de pueblo cuya familia vive del estraperlo, y que se empeñará en redimir a Rosa la Culona, prostituta que le enseñó sus primeras letras. Pero, según el propio escritor, este planteamiento inicial es sólo un anzuelo que pone al lector para arrastrarlo a otras aguas, las que revelan la sinrazón atroz del que para muchos es el período más siniestro de la Historia de España, "como si Quevedo y Valle-Inclán, por el Madrid galdosiano, cubrieran de espejos las paredes del Callejón del Gato", apuntó Julio Manuel de la Rosa.

"Lo que he querido reconstruir, más que la llamada memoria histórica, es la verdad moral de aquella época. Mi intención ha sido que mucha gente pueda reconciliarse con lo que pasó, suspirando y diciendo: ya era hora. Porque la verdad estaba ahí, yo sólo he cosido los elementos", añadió Rodríguez Almodóvar, autor de varios títulos de narrativa, teatro, poesía, ensayo y literatura infantil.

Junto a la curiosa relación entre Currito y Rosa, la novela cuenta con personajes como el coadjutor de la parroquia, ciertas autoridades locales y hasta un número de la Guardia Civil que acabará redactando un desopilante y detallado informe de las actividades y clientela de la mancebía donde Rosa se gana la vida.

"El prostíbulo fue la segunda universidad de los españolitos de a pie de aquella época, sin olvidar la figura de la tata, el distinguido cuerpo de criadas del hogar", recordaba Julio Manuel de la Rosa. "Fuimos castigados a una castidad insana, y no sé cómo hemos logrado llegar a ser normales, o a parecerlo, después del cardenal Segura y la educación de los jesuitas", añadió.

A propósito, Rodríguez Almodóvar se refirió a la portada del libro, un desnudo de Julio Romero de Torres que tiene su no poca carga simbólica: "La mujer que se muestra tal cual, pero con el semblante triste, como si dijera: esta es mi verdad, pero no puedo disfrutarla", concluyó.

Por su parte, Juan Ortiz señaló que "son los escritores los que tienen que hacer su tarea de reconstrucción de la Historia reciente de España", y sobre este periodo concreto de la guerra y la posguerra subrayó que "ser salomónico es negar la verdad, querer tapar el sol con las manos. Los bandos, como se ha dicho hasta la saciedad, hicieron barbaridades, pero las diferencias cualitativas y cuantitativas son enormes".

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