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La precampaña se crispa, las agendas oficiales se cierran

La Encarnación, Fibes o el pabellón de La Paz llegan a tiempo para el último 'sprint'

el 19 mar 2011 / 21:03 h.

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Nueva fase. La agenda de la precampaña electoral sigue perdiendo hojas sin que nadie hasta ahora haya sido capaz de romper un tono monocorde y de despertar al electorado. De grandes propuestas, de momento pocas. De debates y confrontaciones de modelos, menos, salvo excepciones como el río o la Ciudad de la Justicia. Y ya queda menos tiempo, y se reducen las herramientas disponibles. Zapatero pedía hace unas semanas a los dirigentes socialistas que se centraran en vender la gestión, que así se ganaban las elecciones. Pues bien, el margen para hacerlo acaba esta semana. Salvo que el acuerdo que promueven PSOE y PP en el Congreso para flexibilizar la nueva ley y permitir publicidad y visitas a obras sea aceptado por la Junta Electoral Central, a partir del lunes 28 no habrá hasta mayo más “Sevilla se ve”, ni más anuncios, ni más actos para poner en valor los proyectos realizados en el mandato. No debe haber ni siquiera más carteles para elevar el nivel de conocimiento de Espadas.  

Recta final. A PSOE e IU les queda una semana para jugar su mejor baza: la puesta en valor de sus logros, que los ha habido. Las agendas se han apretado: Fibes, Encarnación, el tranvía –al menos en parte–, la biblioteca de Felipe González y la pasarela de San Jerónimo han llegado a tiempo para los socialistas. El pabellón de la Paz, el corral de la Encarnación, y Mendigorría han estado a punto para la federación de izquierdas. Pese al límite legal, mientras el entorno del alcalde incide en que lo importante no serán las inauguraciones, sino ver acabadas las obras; hay ya quien advierte de que por mucha normativa que prohíba las visitas institucionales a las obras se seguirán haciendo.

Tensión. En este escenario de cierto aletargamiento, en el que unos contienen su euforia y otros combaten su resignación, la campaña se ha estancado en un ambiente bronco y crispado del que todos son responsables. Empecemos por el PSOE. La semana se inició con su candidato descalificando a Juan Ignacio Zoido; siguió con su portavoz de campaña, Miguel Ángel Vázquez, alentando el miedo al “estado policial” del de “la cachiporra”, y continuó con su portavoz local, Alberto Moriña, tildando al candidato del PP de “mediocre y chapucero”. Sigamos por los populares. Por más que su candidato se esfuerce en quedar al margen de las disputas – “Espadas tendrá palabras para mí, yo no las tengo para él”, dijo esta semana– su equipo mantiene su tono agresivo con el objetivo de generar una imagen de corrupción generalizada y continúa anclado en un peligroso todo vale. Las denuncias desproporcionadas sobre la fundación DeSevilla y el ruido y la falta de respeto del pasado Pleno, al no dejar hablar al alcalde –que acabó renunciando a su turno–, son claros ejemplos.

Excesos. Y por último IU, que ha optado por recurrir a un discurso cada vez más agresivo en busca de la movilización del electorado de izquierdas, aunque sea a costa de sobrepasar los límites. Una cosa es advertir de la existencia de movimientos xenófobos, que los hay, y otra vincular a la extrema derecha y al franquismo a los votantes del PP. Una cosa es denunciar una campaña en contra, y otra muy distinta insultar y perderse en excesivo victimismo.   

Fin de ciclo. En este contexto, no deja de percibirse, sobre todo en las bases de PSOE e IU, un cierto desaliento por el desarrollo de la precampaña. Las agrupaciones socialistas están cumpliendo estrictamente con su papel. Sus secretarios generales siguen llenando agendas y arropando al candidato en sus barrios. Sólo esta semana ha dejado las imágenes del díscolo Raúl Medinilla; de los apartados Francisco Fernández y Alfonso Mir o de la autoexcluida Evangelina Naranjo con Espadas. En Macarena o Sur sus secretarios generales con sus “candidatos” Alberto Moriña y Miguel Bazaga mantienen un nivel alto de presencia. Pero siguen latentes tanto las desconfianzas –de secretarios generales apartados que han tenido que dejar a otros el puesto de referentes del barrio– como un derrotismo, que no acaba de superarse. Tampoco en IU se respira precisamente euforia. No hay datos que prevean una caída de la federación, pero tampoco parece claro que se evite la mayoría absoluta del PP. Y aunque esto ocurra, IU ya  empieza a entrever que el ambiente de gobierno cohesionado  de este ciclo no se repetirá. Tal vez, como bromeaban en una reunión interna, Monteseirín, Torrijos, Francisco Fernández o José Manuel García podrían compartir una candidatura, aunque sólo sea por el clima cordial que ha existido en estos dos mandatos. Pero no está tan claro el encaje de la lista del PSOE de Espadas con la de la Izquierda Unida del PCA.  

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