Las envasadoras sevillanas que venden con marca propia sus aceites de oliva constatan ya la masiva demanda que ha supuesto la prohibición de las aceiteras rellenables en la hostelería. Tanto, que una de las principales firmas de la provincia, la cooperativa de segundo grado, Oleoestepa, ha encontrado un gran filón: la comercialización destinada a bares, cafeterías y restaurantes se ha duplicado desde que a primeros de marzo pasado entrara en vigor el veto. Un trabajador controla la salida de aceite de oliva virgen extra en las instalaciones de Oleoestepa. / JAVIER DÍAZ E irá a más, comentan fuentes de la cooperativa sita en la localidad de Estepa, cuya estrategia comercial se sostiene sobre dos claves: los vírgenes extra y la acumulación de premios internacionales. De ahí la importancia que desde la cúpula directiva otorgan a la hostelería para incrementar su envasado bajo marca frente al negocio económicamente menos rentable de los graneles (ventas en cisternas al por mayor). Es más, será un impulso para las ventas en una campaña, 2013-14, en la que Oleoestepa ha recolectado un cosechón: 30 millones de kilos, alrededor del 20 por ciento más respecto a la precedente, siendo virgen extra casi el 85 por ciento de la producción, un nivel histórico. Dependiendo de cuánto vaya envasado y cuánto a granel, la facturación de la cooperativa quedará por encima o por debajo de los 85 millones de euros 75 millones fueron los obtenidos en el ejercicio anterior, y lógicamente pesará más que nunca el volumen que arroje la hostelería. Las fuentes comentaron que con anterioridad a la citada prohibición la demanda rondaba los 300.000 litros todos en botellas, cifra que la sociedad agroindustrial aspira «a doblar e incluso triplicar» para este año. De hecho, bares, cafeterías y restaurantes son también la vía para posicionar una producción de calidad que se resiste en el mercado español por la guerra de precios y, en cambio, crece en el exterior. Para 2014 se prevé concebir una campaña de marketing y comunicación que refuerce la posición de sus marcas: Oleoestepa, Estepa Virgen y Egregio. Esto se realizará en paralelo a su canal de venta on line donde los aceites tienen una cuidada presentación, con estuches concebidos para regalo, ya sea en envases de cristal o lata. No estamos hablando de aceites vírgenes extra al uso, sino de un catálogo donde la calidad se paga. Queden aquí dos ejemplos: 15 euros por medio litro de la marca Estepa Virgen (de recolección temprana, en los primeros días de noviembre) y también 15 euros por medio litro de Egregio, que es aceite ecológico y de llamativa botella blanca. Junto al oro verde, la gama de productos se completa con vinagres de reserva de Jerez con la marca El Indiano y flor de sal marina producida en las tradicionales salinas gaditanas de San Fernando. Son 16 almazaras las que conforman Oleoestepa, que se ubican en la comarca de Estepa y en el municipio cordobés de Puente Genil. Ésta es la zona de influencia de la Denominación de Origen Protegida de Estepa, cuyo secretario, Moisés Caballero, resalta también el efecto arrastre sobre las ventas envasadas que ya está teniendo la eliminación de las aceiteras rellenables para las cooperativas adscritas a tal sello geográfico de calidad. Junto con Oleoestepa como sociedad comercializadora, están también las cooperativas de primer grado que la integran (Arbequisur, La Inmaculada Concepción, San José de Lora de Estepa, Olivarera de Casariche, Agrícola El Rubio, San Isidro de Gilena, Nuestra Señora de la Fuensanta, San Plácido, Sor Ángela de la Cruz, La Paz, Olivarera Pontanense, La Purísima de Herrera, Agropecuaria de Herrera, Agrícola La Roda, Olivarera de Pedrera y San Nicolás de Marinaleda), más las firmas Puricón, Hacienda Ipora, Duque de la Isla y Las Valdesas y las asociaciones de olivareros de producciones integradas (semiecológicas) La Ribera y Agro Herrera Marinaleda. La denominación, según Moisés Caballero, continuará este año con su particular batalla: «Evangelizar a los ciudadanos sobre el aceite de oliva».