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La provincia ya reza camino de Almonte

Las primeras hermandades de la Campiña y las del margen del río pusieron rumbo a la aldea almonteña para estar el domingo de Pentecostés al lado de la Blanca Paloma. Simpecados como los de Utrera, Coria o Gines, una de las más antiguas y que este año cumple su camino número 80, conforman la nómina más grande de peregrinos.

el 15 sep 2009 / 04:24 h.

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S. Criado / S. Ruiz n sevilla

Las primeras hermandades de la Campiña y las del margen del río pusieron rumbo a la aldea almonteña para estar el domingo de Pentecostés al lado de la Blanca Paloma. Simpecados como los de Utrera, Coria o Gines, una de las más antiguas y que este año cumple su camino número 80, conforman la nómina más grande de peregrinos.

Como cada año, el martes previo a la Ascensión de la Virgen, la hermandad del Rocío de Utrera comenzaba su peregrinar hacia la aldea almonteña. Fueron muchas las personas que quisieron despedir a esta corporación antes de que pisara las arenas. Como es habitual, hubo momentos especiales al paso por la casa-hermandad y el Ayuntamiento.

Tras dejar atrás Utrera, la jornada finalizó en la Corchuela tras el rezo del rosario a medianoche.

En declaraciones del hermano mayor, Enrique Rincón, "el cortejo está formado por unas 500 personas". La novedad más importante es que sus rocieros no habitarán la casa-hermandad que ésta tiene en El Rocío. En esta ocasión, se instalarán en una carpa en la parte trasera de la gasolinera que existe en la aldea.

Junto a Utrera, este año realiza también el camino su ahijada, la hermandad de Morón de la Frontera, que el pasado mes de enero recibía la llamada de la Matriz de Almonte concediéndole el título de filial, convirtiéndose así en la número 106. Se le unió anoche en la Corchuela, y ya caminan juntas hasta El Rocío.

Gines y Coria. Sobre la misma hora tenían ayer en Gines los rezos ante su Simpecado. Esta hermandad, una de las más antiguas y señeras de cuantas hacen el camino, cumplirá 80 años presentándose en la aldea. Y para inmortalizar la efeméride a su paso por el Quema, unos 1.000 peregrinos acompañan a esta corporación. Entre sus estrenos destacan los cuatro candelabros para la carreta en plata de ley, además de dos faroles y una colgadura donados por un grupo de hermanas y devotas. Las mejoras en la casa-hermandad son otra de las novedades para este año.

El Guadalquivir, protagonista ayer, despidió también a la hermandad de Coria. Tras pasar la noche cerca de Almensilla, hoy continuarán para pernoctar en los Pinares de Aznalcázar (a la espalda de la dehesa Casa del Guarda).

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