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La publicidad atea llegará a los autobuses

El acuerdo al que han llegado los socios de gobierno del Ayuntamiento de Sevilla (PSOE-IU) para la autorización de la publicidad atea en los autobuses de Tussam permite desbloquear un conflicto que le llegó de forma sobrevenida a la corporación hispalense. La solicitud formalizada por la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL) para la inserción de los anuncios...

el 16 sep 2009 / 01:14 h.

El acuerdo al que han llegado los socios de gobierno del Ayuntamiento de Sevilla (PSOE-IU) para la autorización de la publicidad atea en los autobuses de Tussam permite desbloquear un conflicto que le llegó de forma sobrevenida a la corporación hispalense. La solicitud formalizada por la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL) para la inserción de los anuncios en los que se niega la existencia de Dios se tramitó en enero y fue rechazada al mes siguiente por la dirección de Tussam al alegarse que los estatutos de la compañía municipal sólo aceptaban publicidad con fines comerciales o de carácter institucional y que esta campaña atea no podía adscribirse a ninguno de estos apartados.

La UAL no se dio por vencida y sus esfuerzos han fructificado: el Gobierno municipal acepta sus planteamientos y permitirá las inserciones publicitarias más allá de lo que digan unos estautos que por supuesto están para ser cumplidos. De este modo, se impone la racionalidad y el sentido común en una polémica un tanto artificiosa que algunos han querido utilizar para enfrentar a quienes interpretan la vida desde visiones distintas. Es evidente que quienes gestaron esta campaña pretendían llamar la atención y generar polémica en torno a las creencias religiosas, pero tampoco hay que considerar que esta legítima aspiración deba entenderse como una provocación a quien piensa de una forma opuesta.

En ese caso, también habría que entender como una provocación defender en público lo contrario, y evidentemente no es así. Por fortuna, la mayoría de los ciudadanos vive en ese punto intermedio en el que acepta las creencias religiosas, el agnosticismo o el ateísmo de los demás y en consecuencia no hace de las convicciones de sus conciudadanos un motivo de confrontación o una excusa para mostrar una intolerancia con la que no se va a ninguna parte. La misma Sevilla que ha disfrutado con pasión su Semana Santa verá los mensajes ateos en los autobuses municipales sin que nadie tenga que rasgarse las vestiduras por ello. Es lo bueno de vivir en una democracia sana.

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