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La ratas se esconden en las obras

Los descampados y las zanjas son el espacio natural de las ratas. Por eso, los roedores sevillanos eligen para vivir los barrios de la periferia, como Bermejales, Sevilla Este o San Jerónimo. Ayer, un equipo del zoosanitario regó de raticida el entorno de Heliópolis. En cuatro días, los roedores deberían estar muertos.

el 15 sep 2009 / 10:11 h.

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Los descampados y las zanjas son el espacio natural de las ratas. Por eso, los roedores sevillanos eligen para vivir los barrios de la periferia, como Bermejales, Sevilla Este o San Jerónimo. Ayer, un equipo del zoosanitario regó de raticida el entorno de Heliópolis. En cuatro días, los roedores deberían estar muertos.

Primero se desinfecta la arqueta, luego se vierte cebo granulado para dar de comer al animalito y, a los tres o cuatro días, ya no queda rastro de las ratas. Es el modus operandi del equipo del zoosanitario del Ayuntamiento de Sevilla destinado a acabar con plagas animales. Esa cuadrilla cubierta con mascarillas -única que ha venido trabajando en lo que llevamos de agosto, de las tres de que dispone el Consistorio- se empleó ayer a fondo en Los Bermejales y otras calles cercanas de Heliópolis, desde donde habían recibido numerosas llamadas alertando de la presencia de ratas.

"Ellas van donde haya obras, donde haya suelo levantado y donde haya campo o solares abandonados. También donde haya comida para pájaros... Pero eso es otra historia. Por eso donde más hay es en las afueras, en Sevilla Este, en El Cerro, en San Lázaro y San Jerónimo y por esta zona", explica uno de los cuatro operarios del grupo. En su mayor parte, los problemas se concentran en casas o pisos bajos y, más aún, en los de construcción antigua.

Esos mismos barrios apare- cen en la lista de María Ángeles Pacheco, jefa del equipo, que supervisa su tarea. Aunque se intenta respetar siempre el orden de las denuncias para entrar y actuar, es cierto que en estos barrios se "concentran muchas de las llamadas". "Nos pasa todos los veranos, es un problema cíclico, más evidente que los insectos. Las ratas conviven con nosotros, como las cucarachas, erradicarlas es totalmente imposible, pero tenemos que trabajar por evitar que salgan a la luz y molesten o enfermen a los sevillanos", afirma.

Ése es el miedo de Azucena Morgado, vecina de la Avenida de Alemania, con dos gemelos de tres años. Cuando ve a los operarios del zoosanitario por su barrio suspira aliviada. Dice que en su piso no hay ratas, pero sí en el bloque de su lado. Que hay mucha gente mayor, muchos niños en riesgo potencial.

Que las terrazas se llenan de excrementos de roedores. "Yo tengo mis patatas, mis limones y mis cebollas en ese balcón y ya he tenido que tirar muchos kilos de comida", se lamenta. Su vecino Salvador Arenas sí que ha visto a su perra corriendo tras alguna rata en los últimos tiempos. "Como todos los años, como todos los meses de calor", resume tranquilo.

en cuadro. Moisés Vázquez, jefe del personal laboral del zoosanitario, confirma que así es y por eso lamenta de que, precisamente sabiendo que el servicio es "necesario" en esta época, sólo se deje un equipo activo en verano. Son tres los que trabajan en el mejor de los casos durante el resto del año -nunca están completos por bajas o descansos- y con eso "no se llega a casi nada". De ahí que calcule que Sevilla necesita "cinco equipos trabajando a pleno rendimiento, como mínimo"; así se podría mantener un retén de al menos tres equipos en la época estival, cuando hay que dar vacaciones a los trabajadores pero también hay que actuar más que en otras épocas del año.

Vázquez lamenta que se haya reducido incluso la plantilla de este servicio y pone un ejemplo: en 1980 había 13 operarios especializados en desinfectar, cuando hoy no hay más que nueve. Pese a ello, defiende a capa y espada la labor de su gente, "a la que llaman vecinos de toda Sevilla para agradecerles su trabajo". Hasta de pueblos de la provincia llaman pidiendo su intervención, aunque no pueden salir de Sevilla, no tienen competencias. Ya tienen hasta clientes fijos, como en Santa Clara, donde cada primavera les llaman para prevenir nuevas plagas. La empresa privada que contrataron los vecinos no les daba resultado. Desde que va el zoosanitario, las ratas no se ven.

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