Miguel Guillén ha cogido el toro de la crisis bética por los cuernos y ha ratificado a Pepe Mel como poco hasta final de temporada, a pesar de la horripilante racha que apenas tiene parangón en la historia de la Liga. El técnico verdiblanco recibe un espaldarazo público de su presidente, que a la sazón empieza a ejercer de portavoz de todo el consejo bético, que ha apostado muy fuerte por él pese al 1 de 30 de los diez últimos partidos. Mel también cuenta con el respaldo casi unánime de la afición, que hasta el momento le ha mostrado todo su apoyo, y de la plantilla de jugadores, que en el Reyno de Navarra se dejaron la piel para tratar de poner fin a una racha que alcanza ya cotas inimaginables. Ahora le toca a Mel encontrar soluciones para devolver al beticismo toda la confianza que ha depositado en él, de lo contrario deberá ser él quien dé el siguiente y doloroso paso.
