La reprobación de Rajoy

Griñán hace un discurso ideológico donde deja claro que Andalucía será la isla de izquierdas de España.

el 02 may 2012 / 20:51 h.

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Si François Hollande es la esperanza blanca del socialismo en Europa, José Antonio Griñán se presentó ayer en el Parlamento para constatar que Andalucía es la bandera de la izquierda en España. La que viene es una legislatura eminentemente política, de ideologías, de contrastes y de modelos. Sin presupuesto, sin dinero ni capacidad de grandes anuncios solo queda la política.  Andalucía tendrá sobre sí el foco. Será la voz discordante. La que ejerza la oposición real frente al Gobierno de Mariano Rajoy, más allá de la que el PSOE e IU hagan desde su tribuna del Congreso. Como la segunda parte de aquel vídeo electoral que lanzó el PSOE, La resistencia andaluza, en el que los galos derrotaban a los romanos (lean los socialistas a los populares). Ahora esa resistencia se dará en la Junta y con IU de la mano.

Si algo quedó claro de la hora de intervención del que será investido hoy presidente de la Junta con el apoyo de Izquierda Unida es que habrá confrontación, con mayúsculas, con el Gobierno del Partido Popular. "Soy consciente de la envergadura del desafío. Sé que en estos momentos hay mucha gente, no solo andaluces y andaluzas, que nos está escudriñando, que no está mirando atentamente porque representamos para algunos sus temores y para otros la esperanza. Les pido confianza". Es quizás este extracto del final de su intervención el que mejor resume el espíritu de un discurso que Griñán, como es habitual, enjaretó personalmente. El líder del PSOE no dejó de ofrecer diálogo y marcar territorios para el consenso, en el ámbito nacional y en el andaluz. Llamó a un gran acuerdo, sobre todo en clave de recuperación económica, pero su oferta está muerta antes de nacer. El clima indica que no será legislatura de acuerdos entre los socios de gobierno y un PP que se ha quedado solo en la oposición con la dificultad añadida de defender al Gobierno español.

Por más que el dirigente socialista dejara claro que su Ejecutivo no será insumiso y acatará las leyes que emanen de las Cortes, en la medida de lo posible el Gobierno andaluz va a poner una especie de cordón sanitario que libre a los servicios públicos andaluces de los severos recortes que ha aprobado el Estado. Así lo advirtió el presidente. Se cumplirá con el compromiso del déficit público, se recortarán al menos 2.600 millones de euros del Presupuesto andaluz, se aplicarán las medidas ineludibles diseñadas para ahorrar en la sanidad y la educación, pero todo con la denuncia constante del "error" de Rajoy en la boca. Si el PP tiene la coartada de la "herencia envenenada", el Gobierno andaluz se escudará en el Ejecutivo central. Nadie se equivoca si intuye un aluvión de recursos ante el Constitucional. Ya lo dejó caer el socialista, quien marcó una línea roja: en Andalucía no habrá privatizaciones de servicios públicos.

La legislatura estará marcada por la crisis, la recesión y el paro. En este sentido fue una de las pocas concreciones que hizo Griñán, anunciando un plan urgente dotado con 200 millones de euros y que se ejecutará este año. Competirán en protagonismo los recortes y la pugna por el modelo social y de servicios públicos. IU subrayó su aportación al discurso en ese plan contra el paro y en que habrá renta social para los andaluces sin ninguna fuente de ingreso. Eso sí, en un horizonte mucho más dilatado, hasta 2016, dotado con 320 millones (que no se podrán disponibles de inmediato sino a largo plazo, aclararon fuentes de un Gobierno que debe abordar un recorte milmillonario). Dejó claro Griñán que la prioridad será la educación. Habló mucho de la sanidad pública. No ocultó que va a subir impuestos. Habrá una futura ley de fiscalidad ecológica y se promoverán nuevas tasas recaudatorias al estilo del canon a las bolsas de plástico instaurado en la pasada legislatura. El presidente de la patronal andaluza, Santiago Herrero, fruncía el ceño desde la tribuna de invitados. Estuvieron también los secretarios generales de UGT y CCOO en Andalucía, Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, que pidieron más concreción en la lucha contra un paro desbocado.

Desde la fila de invitados algunos dirigentes de IU también aplaudieron. Solo Sánchez Gordillo no apoyará hoy su investidura. "Ahora solo le queda rezar tres aves marías y tres padresnuestros de penitencia, para pedir perdón por no haber hecho todo esto antes y hacerlo creíble", ironizaba uno de los comunistas.

Griñán se explayó en su discurso sobre Europa. Se permitió presentar otra moción de censura a Ángela Merkel. Advirtió de que en Europa se libran dos grandes batallas para Andalucía: la PAC o las ayudas agrícolas y los fondos de solidaridad.

Entre los invitados estaban Gaspar Zarrías, el exministro de Trabajo Valeriano Gómez, el expresidente José Rodríguez de la Borbolla y la socialista Amparo Rubiales. También los expresidentes del Parlamento Javier Torres Vela, Marín Rite o Ángel López. Y asistió el diputado nacional José Antonio Viera, sobre el que la jueza de los ERE estrecha el cerco judicial. Por cierto que el presidente cosechó más de diez aplausos y un murmullo de risas, de la oposición, cuando dio por hecho que el caso ERE ya estaba purgado en las urnas.

Griñán se paró con los periodistas. Solo dijo que tomará posesión el sábado en un acto en el que estará su familia. Los viernes ya son mal día: "Viernes de Dolores con Soraya Saénz de Santamaría al frente del Consejo de Ministros", ironizó. Tiene entre ceja y ceja su Gobierno, dijo. Pero no soltó prenda. Solo Antonio Ávila, Economía, está a salvo. Descartó que tenga que cerrar el Gobierno con quien será su vicepresidente, Diego Valderas. Griñán ha "apoderado" a Susana Díaz en las negociaciones y a ella encomendará el arte final, dijo. Sobre si habrá cambios de sillones entre los consejeros socialistas calló. Para algunos fue delatador ver a Carmen Martínez Aguayo, Hacienda, y María Jesús Montero, Salud, charlar fuera de los focos. También suena para Agricultura el exembajador de España en Marruecos y ante la UE,  Luis Planas. En el gabinete de Griñán hay nervios. Los mismos que siempre han existido alrededor de la formación del Gobiernocon un añadido: ahora hay menos cargos y más políticos descolocados. Ceder Turismo a IU ha sido duro para el PSOE de Málaga. Pero Educación, cuentan, era intocable. Hasta el domingo no se sabrá qué tenía Griñán en la cabeza y qué ha podido hacer.

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