Local

La Roja no descansa ni en el avión

Los jugadores de la Selección Española no dejaron de festejar la victoria que les llevó a proclamarse campeones del mundo. 

el 13 jul 2010 / 11:35 h.

TAGS:

 

-->--> -->

 

La fiesta de la selección española tras haber conseguido la Copa del Mundo continuó en el avión, así como también continuó la historia del ya mítico beso de Iker Casillas a Sara Carbonero, que como era de suponer iba a dar para largo.

Esta emotiva imagen, que ha dado la vuelta al mundo, se convirtió en el principal motivo de cachondeo para todos los jugadores del equipo, en especial para Pepe Reina, David Villa y Sergio Ramos que al ritmo de la canción ‘Píntame' se pasearon por todo el avión hasta llegar a la parejita a la que consiguieron sacarle los colores.

Los jugadores de la selección española no dieron tregua a la celebración desde que el capitán, Casillas,  levantó la copa al cielo hasta que se subieron en el avión, que les traería a España, que partió a las 04.50 de la mañana desde Johannesburgo y aterrizó en el aeropuerto de Barajas, aproximadamente,  a las tres de la tarde. Transportaba en él a los 23 jugadores, a todo el equipo técnico, periodistas y algunos familiares a los que los campeones se encargaron directamente de no dejar descansar durante las diez horas de vuelo.

-->--> -->

Tampoco dejaron descansar a la copa dorada en este largo vuelo, fue tocada, cogida, alzada, besada, fotografiada por todos y cada uno de los muchísimos pasajeros.

La selección española tal vez no era consciente de la fiesta que le esperaba en Madrid y, probablemente se arrepintieron bastante de no haber descansado. Aunque hay que decir que si estaban cansado lo disimularon muy bien durante la presentación de la copa a los Reyes en el Palacio Real y al Presidente del Gobierno,  José Luis Rodríguez Zapatero,  en el Palacio de la Moncloa.

Tras esta recepción le esperaba un autobús que les llevaría junto al río Manzanares donde estaba habilitado un escenario después de un largo recorrido por las calles de Madrid entre una marea roja que se echó a la calle para recibir a los campeones del mundo.

  • 1