El día más importante de Dos Hermanas, la romería de Valme, concluyó ayer con los incidentes mínimos, un tiempo espléndido, y una congregación de cerca de 200.000 personas. Una gran masa de personas a pie siguieron a la Virgen de Valme, ya que, finalmente, los caballistas tuvieron que adelantarse y no pudieron ir frente a la protectora de Dos Hermanas como era su deseo.
La salida de la Virgen de Valme de la parroquia de Santa María Magdalena transcurrió con normalidad y se produjo a las 8.00 horas, como estaba previsto. Sin embargo, los bueyes de la carreta número 16 se pusieron nerviosos y el capataz no pudo controlarlos, de manera que, al chocar con la carreta, tiraron su techo. Los niños de la peña El Corralón, que así se llaman los dueños de la carreta, casi rompen a llorar. Porque "después de seis meses trabajando sólo para este día, menudo contratiempo", en palabras de Luis Gómez, uno de los miembros del grupo. Por fortuna, el techo pudo arreglarse, y aunque la comitiva llevaba un retraso de unos 20 minutos, se solventó pronto acelerando el paso. De este modo, todo quedó en un susto porque "los carreteros son unos fenómenos trabajando y se organizaron bien", según expresó un sonriente Francisco Díaz Terrero, quien ataviado con chaquetilla y sombrero de campo, vivió ayer su primera romería como hermano mayor de Valme.
"Estás con ilusión y a la vez con preocupación de que todo salga bien, pero afortunadamente hemos recuperado el tiempo perdido y vamos incluso un poco adelantados", destacó mientras caminaba frente a la Virgen de Valme a primera hora y rodeado de un centenar de personas que seguían a pie a la protectora de Dos Hermanas. La mayoría, porque así viven la romería, y otros, como Ana María Rubia, por una "promesa" que cumple toda su familia "desde hace 22 años".
Durante el trayecto de la conocida también como Carretera Vieja, se veía la comitiva, formada por 800 caballos, 18 carretas, 26 galeras y un centenar de coches de caballos... y al final, los todoterrenos. En total, una peregrinación con una longitud de más de dos kilómetros. Hacía sol, lo que convirtió este tercer domingo de octubre en un día de romería perfecto.
Los romeros más jóvenes pudieron ver una estampa de la Virgen de Valme que no se ofrecía desde 1972: se había recuperado la antigua jamuga de caoba y plata, cuyo respaldo lleva bordados castillos y leones, donde se sentó la talla. Mientras la Policía Local, la Guardia Civil y Protección Civil, y por supuesto los periodistas, estaban trabajando, los romeros no pararon de ofrecer tapas de queso, jamón o gambas, o una copa de manzanilla o cerveza a quien pasara. Porque la hospitalidad sobra en esta romería, la segunda más importante por participación en Andalucía, tras el Rocío. Quien trabaja ese día se extraña al ver manjares típicos del almuerzo pero ¡desde las 10.00 horas! Pero es que casi todos los devotos de la Virgen de Valme están despiertos desde la madrugada y para ellos la hora de comer empieza antes. No faltan los hermanos de Bellavista, como comentaron Ángel Roso y Francisco Romero. El primero, un banquero de 33 años, relató que la gente de Bellavista hace el camino "un poco al revés", porque vienen de donde va la Virgen de Valme, "pero aun así se pasa un día extraordinario".Tras el pequeño incidente de la mañana, la comitiva cumplió los horarios previstos y llegó sobre las 13.00 horas a la ermita de Cortijo de Cuarto, donde se celebró el 150 aniversario de su restauración por los duques de Montpensier. En definitiva, una jornada donde por cuarto año consecutivo, no hubo que lamentar problemas significativos, salvo algún desmayo o una mujer que cayó de su caballo, que fueron las actuaciones más importantes de Protección Civil.
Las carreteras tomaron el camino de vuelta sobre las 18.00 horas, y las 21.00 entraron en Dos Hermanas, donde las acompañó la banda municipal Santa Ana hasta que, sobre las 23.00, volvió la Virgen de Valme a entrar en la parroquia hasta el año que viene.
