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La rumba que conjuró dos crisis

Siempre Así celebra sus 20 años de carrera en un abarrotado Fibes que bailó sin tregua.

el 09 mar 2013 / 10:07 h.

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La memoria es una cosa extraña: podemos rechazarla o recrearnos en ella, pero siempre nos interpela. Y más aún esos asideros de la memoria que son las canciones, capaces de transportarnos en un escalofrío hasta alguna inconfesable caseta de Feria, cierto convite de bodas perdido en la bruma o aquella remota noche, ebria de besos con sabor a manzanilla, bajo la luna de Mazagón. En el patio de butacas del Centro de Congresos de Fibes los ojos del respetable brillaban con el colirio del recuerdo, incluso en los niños más pequeños, gracias a esa memoria hereditaria que se recibe de los hermanos mayores y los padres.

Siempre Así celebraba sus veinte años de trayectoria, y lo hacía ante un auditorio casi lleno, entregado desde el minuto uno e incapaz de permanecer sentado. Y la memoria, esa a la que a veces hacemos cruces y otras abrazamos con unción, nos remite a los primeros años 90. Frente a aquella otra crisis feroz, la de la resaca posterior a las Olimpiadas de Barcelona y la Expo, el grupo surgido de la Hermandad del Rocío de Triana y capitaneado por el fértil compositor Rafa Almarcha opuso su repertorio de canciones livianas, cantables y bailables por cualquiera sin necesidad de mucho solfeo, sin tabúes ni protestas en sus letras, pero altamente útiles para llevar los años duros. Y lo hicieron con la rumba por bandera, ese palo que en Andalucía parecía capitalizado por el flamenco, pero que ellos supieron llevar a su terreno y revitalizar. Ése fue el secreto de su éxito instantáneo y de su reinado en chiringuitos y salas de fiesta a lo largo de la década, y eso fue lo que abarrotó ayer Fibes de almas entusiastas.     

Arropados por una buena banda pero sin demasiados elementos escénicos -hasta las imágenes proyectadas eran perfectamente prescindibles- los músicos fueron desgranando generosamente su repertorio de éxitos, a menudo asistidos por los coros clamorosos de los seguidores: La chispita, Qué será de mí... 

El gracejo popular, siempre cargado de retranca, rebautizó alguna vez a los Siempre Así como Siempre Igual, y algo de inmovilismo hay sin duda en la propuesta: la similar estructura de los coros, el recurrente exceso de edulcorante y ese simpático aire de perpetuos catequistas que tienen los componentes del grupo son casi marcas de la casa. No obstante, sorprende comprobar la convicción con que siguen defendiendo sus canciones y el modo en que se retroalimentan con el vigor de los nuevos fans. Tratándose de una noche especial, que con la de hoy servirá para editar un CD y DVD conmemorativo, hubo sorpresas e invitados especiales, desde Yanela Brooks haciendo Caridá hasta Arturo Pareja Obregón compartiendo al piano la sevillana Triana para el baile de Cristina Hoyos y su marido, Juan Antonio Jiménez, pasando por Alejandro Vega en Me vuelves loco, entre otros.

Pero los talismanes de Siempre Así son esas canciones que, según explicación de Almarcha, nacieron de improvisaciones de los ensayos y se convirtieron en perdurables hits. Ahí, en temas como Para volver a volver o Se me va, es donde Rafa, junto a Paola Prieto, Sandra Barón, Mati Carnerero, Rocío García Muñiz, Maite Parejo, Nacho Sabater, y Ángel Rivas encuentran su mayor fortaleza y enfrentan al público con el espejo de todo lo que eran veinte años atrás.

Es ahí donde entendemos que todo sigue igual, pero nada es Así, donde vemos que dos décadas se van en lo que dura una rumba y cobramos conciencia del "tiempo que implacable/ va pasando..."

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