Economía

La sal quema las primeras espigas de arroz y destruye el 15% de la cosecha

El exceso de sal en las aguas del Guadalquivir, que se usan como riego para el arroz, ha destruido ya al menos el 15% de la cosecha de este año, según los cálculos de los productores. El momento del espigado ha traído lo que todos temían, brotes blancos, inservibles, con los que perderán 15 millones de euros.

el 15 sep 2009 / 11:26 h.

El exceso de sal en las aguas del Guadalquivir, que se usan como riego para el arroz, ha destruido ya al menos el 15% de la cosecha de este año, según los cálculos de los productores. El momento del espigado ha traído lo que todos temían, brotes blancos, inservibles, con los que perderán unos 15 millones de euros.

La preocupación se refleja en el rostro de Julián Borja, presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla (FAS). Y no es para menos: actualmente, da por perdido al menos el 15% de la producción de arroz de este año, ya que el agua que han usado para el riego se la ha "cargado". El motivo: arrastra demasiada sal desde el mes de enero, tanta como el doble de los niveles que hacen factible la producción. Si lo normal es no pasar de un gramo de sal por litro, el río Guadalquivir hoy lleva niveles de 2,5 gramos y se han registrado picos de hasta cinco, según mediciones oficiales de la Consejería de Medio Ambiente. El año pasado esos niveles no pasaron de los 0,65 gramos, lo que reportó a las localidades arroceras una de sus mejores temporadas.

Los recuentos a pie de campo que están haciendo los arroceros desde hace unos 20 días constatan que en algunos terrenos del Bajo Guadalquivir las consecuencias pueden ser aún peores y perder hasta un 20% de la cosecha. Teniendo en cuenta que una buena temporada reporta a los arroceros más de 97 millones de euros, se puede estar hablando ya de pérdidas superiores a los 15 millones por culpa de la sal. En juego está el sustento de 6.000 familias que dependen del cultivo, que genera al año 480.000 jornales directos, según la FAS.

Aunque este año se sembró con unos días de anticipo a lo habitual para lograr una mejor cosecha, lo cierto es que la carga salina del agua ha retrasado el espigado del arroz unos 15 días. "Lo normal es que en la última quincena de agosto tengamos espigado el 50% de la producción y este año hemos tenido que esperar a septiembre", asegura Borja. Al crecer esas espigas se ha detectado que gran parte de ellas están vanas, con lo que no podrán crecer los granos. La situación se puede complicar más aún en octubre, cuando en los ramilletes que hoy son verdes deba germinar el grano de arroz, en lo que supone la segunda fase del ciclo de la espiga. "Es posible que lo que hoy se ve sano en realidad sean espigas con poca fuerza por culpa de la sal, y eso haga que el grano cuaje con dificultad. Ahí podríamos estar hablando de otro importante porcentaje de pérdidas", sostiene.

¿Otras causas?. Los arroceros sostienen que es la sal la que está "envenenando" el cultivo, "porque no hay otro elemento que actúe así sobre la planta, secándola y casi quemándola". Es, además, un fenómeno al que ya se habían enfrentado los productores, aunque de forma "muy puntual" y "desde luego no con esta intensidad". Julián Borja lamenta que el daño les asedie el año en que no han podido cultivar más que la mitad de sus 36.000 hectáreas, ya que no había agua suficiente para todos. "Lo que faltaba", se lamenta.

Los productores, los primeros en alertar de la salinidad excesiva del río el pasado mayo, insisten en que las administraciones "tienen que responder ya" sobre las causas de esos niveles disparados y "exponer soluciones antes de que el daño sea mayor". La mesa de seguimiento del Guadalquivir no sabrá ciencia cierta antes de final de año de dónde procede tanta sal.

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