(Vídeo: Charo Morales)
Manuela Monray tiene la doble militancia trianera en las devociones compartidas de la calle Evangelista y Pureza. Desde las seis de la mañana está agarrada a la barra trasera de la carreta, de la que no se despega ni para ir a la misa de romeros, "por mucho que venga el cardenal y sea en la parroquia de Santa Ana", comenta. Todo por estar cerca de la Virgen Chiquitita del Simpecado cuando salude a la Esperanza de Triana en su paso de palio: "Llevo la cámara en el bolso para recordar siempre este momento irrepetible". El aniversario de la coronación pontificia de la Capitana, de la que el próximo día 2 de junio se cumplen 25 años, inundó de esperanza los primeros metros del camino de la hermandad decana de la capital, la de "¡¡Triaana, Triaana, Triaana!!", como coreaban sus más de 5.000 romeros.
Mucho tuvieron que bregar Diquero y Corista para abrirse paso entre el mar de cabezas que desbordaba la calle Pureza. De poco sirvieron las súplicas del hermano mayor del Rocío de Triana desde lo alto del caballo: "Vamos a dejar limpia la cara de los bueyes", gritaba José María Machuca, orihundo de Carrión de los Céspedes, donde Triana es la madrina de su filial rociera. Ahora es uno de esos rocieros carrioneros que amadrinó en 1925 el que guía los pasos en este lado del río.
En la bulla no falta la consabida guasa del viejo arrabal para aguantar la oleada de empujones:"El año que viene nos vamos con la asociación de Castilleja /¿Dónde está la crisis?/ Cuidado con los regalitos de los caballos que no se ven pero huelen", bromea un grupo de peregrinos entre los que se encuentran bastantes niños, como Ignacio de la Puerta, que no se separa de los cuernos de "los toros", como aclara a una argentina sorprendida por la fiesta el octogenario boyero de Los Palacios y Villafranca, Antonio Espinosa.Desde hace décadas hace de lazarillo de los astados, ahora ya con la ayuda de su hijo José Luis y José, "er de Bollullos".
Entre banderolas verdes, guirnaldas de flores blancas y anclas, el fervor rociero se posa, como pudo, a las puertas de la Capilla de los Marineros. Antes, pétalos desde un balcón cercano a la casa hermandad para colorear la plata de la carreta, los lomos de los bueyes y los sombreros de ala ancha. Por primera vez se encuentran dos fiestas, dos devociones, dos maneras de sentir la fe por la Madre de Dios. Un palio y una carreta del Rocío, frente a frente. La proximidad de los actos conmemorativos de la coronación canónica de la Virgen de la Esperanza de Triana (con el traslado a la Catedral el próximo domingo a las 18.00 horas) propicia esta estampa para la historia.
Y el encuentro no defraudó. Se degustó cada paso lento de los bueyes, cada olé, cada salve, cada aplauso y cada oración. "¡Vámonos, que entran solos!", jaleaba el boyero a las plantas de la Esperanza. Y así fue. Poco a poco, empujada por el barrio, la carreta quedó apostada en el dintel de la capilla. Las dos vecinas más queridas de Triana intercambiaban sus miradas, mientras su gente entonaba la salve marinera y una sevillana santo y seña del sentir trianero:"Mare tengo dos amores que me quitan el sentío/ la Morena de Triana y la Pastora almonteña..." Manuela, como tantos otros trianeros, no podían contener las lágrimas:"Nos vamos al camino con el corazón partío, pero el domingo venimos a ver a la Esperanza. Es lo bueno de tener dos Madres".
Y si a este lado del Guadalquivir se quedaba una Esperanza, en los arenales del camino aguardaba otra: la vela en recuerdo a los donantes de órganos que el cardenal entregó en la misa y que anoche alumbró al Simpecado en la viga de la carreta en Torrequemada:"Llevad esta alegría de hacer el camino a todos los enfermos, ancianos y a los que necesitan el amor de una Madre Eterna", explicó Amigo, que encomendó a los romeros una misión:"Ustedes que llegaréis antes, guardarme un sitio junto a la Señora, con la que me encontraré en la función del domingo junto al resto de hermandades".
Salve para román. En su rosario de salves y plegarias, esta hermandad de gloria que nació en la Cava dedicó una a la salud de Manuel Román, ex presidente del Consejo de Cofradías, que mañana viernes se someterá a una intervención quirúrgica. Su paso por Castilleja tuvo también nombre y apellido:los Hermanos Reyes. La carreta se detuvo ante el monumento, un mito del cante por sevillanas, para brindar un homenaje a este dúo de artistas. Tras la primera noche, hoy aguarda otra jornada apoteósica con los bautizos de los nuevos rocieros en el Vado del Queda. Hasta el sábado, Triana llenará los caminos de esperanza y alegría como corresponden a sus casi doscientos años de Rocío.
