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La sangre vasca hace más fuerte al Betis líder

Las paradas de Goitia, la irrupción de Beñat y dos golazos, uno del chaval y otro de Rubén Castro, permitieron al Betis vencer en Elche y reforzar su liderato.

el 11 sep 2010 / 17:49 h.

El Betis de Pepe Mel ha empezado la temporada como una locomotora a la que nunca le falta un raíl por el que circular hacia adelante, siempre hacia adelante. Cuando no es Goitia, es el larguero. Cuando no es la defensa, es Salva Sevilla. Cuando no son los mediocentros, es Emana. Cuando aún no era el camerunés, fue Jorge Molina. Y cuando no son ni uno ni otro, irrumpe Rubén Castro. Y siempre, siempre, siempre, cuando no es ninguno de ellos, es Beñat Etxebarria. El chaval al que el Athletic le cerró la puerta, el mediocentro al que sin querer descubrió el Betis en el Conquense, el único canterano que Mel no se llevó a la pretemporada, el pequeño centrocampista que agiganta a su equipo reapareció ayer en Elche. Esta vez lo hizo en poco más de cuarenta minutos, pero le bastaron para convertir un encuentro discreto y peligroso del Betis en otra victoria, la tercera en tres jornadas, con un ejemplar ejercicio de orden, sensatez y puntualidad para estar siempre donde debe estar. Ni un toque más de lo necesario, ni un mal pase, ni un mal control. Y al final, cuando los suyos andaban en inferioridad numérica y la victoria peligraba, jerarquía. Pidió una falta en el vértice del área y se la dieron. Luego, una extraña carrera, casi de pateador de rugby, una especie de paradiña y derechazo seco y plano a la escuadra contraria. Sí, Beñat ya es alguien en el Betis y el Betis es algo más que alguien en Segunda. Ha ganado todo, ha marcado más goles que nadie y es el líder.

Beñat consiguió que el Betis celebre hoy un cumpleaños feliz de verdad (103 años de vida, felicidades a los béticos), pero antes de él su equipo fue todo lo contrario a lo que ansía su técnico. Imperó el pelotazo, abundó la inseguridad y mandó el rival. El Betis fue inferior al Elche, pero no perdió el partido. El mérito es de Goitia. Porque el Betis es un equipo y si no es uno, es otro, y si fallan todos siempre les quedará Goitia. Primero se lanzó a la base del poste derecho para atajar un zarpazo de Edu Albacar y después se estiró de manera cuasi inverosímil para salvar un cabezazo de Linares. Y si ni siquiera Goitia es suficiente, aparece la suerte, la buena, y un torpedo de Kike Mateo desde 30 metros se topa con el larguero. El año pasado, cualquiera de esas ocasiones habría conducido a la derrota verdiblanca. Ahora son otro síntoma de que el viento sopla muy a favor del Betis.

El equipo heliopolitano, muy bien presionado por el Elche, no hizo nada por cumplir el primer mandamiento de Mel (ganar) durante todo el primer tiempo. Salva Sevilla anduvo siempre muy lejos de Emana y el conjunto más goleador de la categoría ni siquiera inquietó a Willy el portero. Pero entonces llegó el descanso, entró Beñat y el vizcaíno transfiguró el equipo al calor de esa extraña seguridad que se desprende de su menuda figura. Y en menuda figura se está convirtiendo el chaval. La transformación con él en el campo se vio enseguida. Emana avisó tras una pugna de Beñat y a continuación Rubén Castro se inventó una maravillosa diagonal desde la banda que dejó en muy mal lugar a Samuel antes de sobrepasar a Willy con un elegante toque, más digno de Primera que de Segunda.

El nuevo Betis hizo un maravilloso cuarto de hora inicial, pero no sentenció. Willy salvó dos goles de Caffa, que al filo ya de la extenuación tampoco atinó a ver a Rubén ni a Emana solos ante el meta. El Elche sobrevivió y Santos, con dos carreras, los pelos al aire y poco más, hizo que el encuentro enloqueciese y tornase en un ir y venir que el Betis no explotó seguramente porque notó el cansancio de la Copa. Le tocó sufrir, pero la defensa fue un muro y los mil balones con que el rival asedió a Goitia resultaron todos convenientemente rechazados. Fueron casi veinte minutos de acoso, agudizados a última hora por la inocente expulsión de Nacho, pero ahí surgió de nuevo la pequeña gran figura de ese enorme descubrimiento llamado Beñat. Libre directo en el pico del área, derechazo a la escuadra y tres puntos más en la cartera. El Betis de Mel venció a un posible rival directo, vengó la humillación del año pasado, consolida su liderato y consigue todo eso con una pareja de mediocentros que hace tres meses jugaba en Segunda B.

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