Cofradías

Los Panaderos se vuelve y corta el paso a La Lanzada

Una aguacero obliga a Los Panaderos a supender su estación de penitencia y en su regreso corta el paso a La Lanzada. El público congregado en la carrera oficial pita a la hermandad de la calle Orfila. El resto de cofradías acelera su vuelta a casa. Sólo La Sed y San Bernardo y Buen Fin optaron por no salir este año ante la amenaza de lluvia.

el 27 mar 2013 / 12:08 h.

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Carmen Doloroso. / R. A. Carmen Doloroso. / R. A. Emocionante y polémica tarde-noche de Miércoles Santo, iniciada con la pena provocada por la decisión de no salir de las hermandades de La Sed y San Bernardo, cuando las previsiones anunciaban un 80% de probabilidad de lluvia. El paso lo cambió, con valentía, el Carmen Doloroso, que tras pedir una hora de prórroga tomaba la calle Feria camino de la Alameda y, aunque el Buen Fin prefirió no arriesgar y rezar dentro, con más o menos retraso, el resto de las hermandades del día la siguieron. Y finalizó con la controversia que se originó cuando un aguacero sorprendió a las cofradías en plena calle: Los Panaderos optó por suspender su estación de penitencia, pero su recreación en su regreso obstaculizó a La Lanzada en Orfila-Cuna que aceleraba el paso para evitar la lluvia. El resto acortó el recorrido de vuelta. El día debió comenzar a las 12.00 horas en la parroquia de la Concepción, pero no lo hizo hasta más de cuatro horas después en Omnium Sanctorum. El Carmen Doloroso inició su estación de penitencia venciendo a los malos presagios que auguran probabilidad de lluvia del 80% hasta las siete de la tarde. Una decision arriesgada tomada por su junta de gobierno y adelantada por su hermano mayor, Antonio Saldaña, una "intención de salir" que se hacía realidad y que el tiempo (meteorológico) se encargó de confirmar que habían acertado. La hermandad, que había pedido una prórroga de una hora para iniciar su estación de penitencia, comenzó a prepararse para salir a las 16.15 horas, aunque comenzó su recorrido a las 16.25. "Sólo si cae una cantidad importante de agua en ese momento nos impediría salir", afirmó Saldaña, pero fue la luz de la calle Feria la que recibió a la cofradía. Saldaña explicó a las 14.30 que "el pronóstico es incierto hasta esa hora, entonces decidiremos la salida. Todo mejora sustancialmente a las siete de la tarde, incluso antes", y destacó que esperaban "con la intención de proteger, sobre todo, a nuestros hermanos. El patrimonio se sustituye, los hermanos somos insustituibles", palabra que furon muy criticadas en las redes sociales. Hay que recordar que la hermandad estrena este año el dorado del paso de misterio. Volviendo al inicio de la jornada, un chubasco inoportuno a la hora de la salida y la previsión de lluvia para todo el día hizo a la hermandad de Nervión decidir no hacer estación de penitencia a la Catedral. El hermano mayor de La Sed, Francisco Javier Escudero, explicaba a sus hermanos las razones que les llevaron a tomar esta decisión: "Las predicciones no son las más idóneas para realizar con dignidad la estación de penitencia. Dan inestabilidad para todo el día, muy complejo porque puede o no llover, con más o menos intensidad". También influyó la cantidad de niños que lleva la cofradía en su largo recorrido, casi 500 entre nazarenitos y monaguillos. En palabras de Escudero, "lo más sensato es hacer estación de penitencia interior", y concluyó: "Ya nos hemos puesto a preparar el Miércoles Santo del año que viene". Según anunciaba la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), a lo largo del día se iban a producir lluvias esporádicas, como se vivió a las puertas de la parroquia de la Concepción cuando empezaban a salir los nazarenos: diluviaba. Dos horas después, las malas noticias llegaban desde San Bernardo. La segunda en salir este Miércoles Santo, también anunció que no salía debido al mal pronóstico para toda la tarde. La decisión no fue fácil porque el sol lucía en el exterior de la parroquia, aunque ya estaba tomada media hora antes de las dos de la tarde, hora prevista para su salida. Su hermano mayor, José María Lobo, se dirigió a sus hermanos para explicarles que "la situación meteorológica esta tarde en Sevilla es que hasta las siete hay una probabilidad de agua del 85% al 90%, y desde entonces baja al 60%", y añadió: "Para la junta y esta hermandad lo más importante es el patrimonio humano que tenemos aquí, por lo que la decisión de no salir ha sido unánime". Lobo, quien señaló lo difícil que era para él hablar a sus hermanos en ese momento, afirmó que "me encantaría que pudieran disfrutar de nuestras imágenes en las calles" Por último, hizo una recomendación a los nazarenos, que podían permanecer en el templo tanto tiempo como quisieran: que no se queden en las calles vestidos con la túnica y regresen a casa por el camino más corto. Y cuando el Miércoles Santo parecía enderezar su rumbo tras la salida del Carmen Doloroso llegaba la malanueva de que la hermandad del Buen Fin decidía por unanimidad no hacer estación de penitencia por la alta probabilidad de lluvia. En el convento de San Antonio de Padua, los hermanos rezaron un viacrucis y posteriormente las bandas que debían acompañar a los titulares interpretaron diversas marchas ante los pasos: la Centuria tocó Réquiem y Cristo del Buen Fin, y las Nieves de Olivares Virgen de la Palma y Cristo del Buen Fin, ante la Virgen. El templo estuvo abierto hasta las 21.00 horas para que los sevillanos que lo desearan se acercaran a rezar ante los pasos del Cristo del Buen Fin y la Virgen de la Palma. Aquí terminaron las malas noticias de este Miércoles Santo incompleto. Las hermandades de El Baratillo y La Lanzada anunciaban a la misma hora, las 18.30, que iban a hacer su estación de penitencia. La Lanzada inició su recorrido desde la plaza de San Martín en torno a las 18.50 horas, modificando su recorrido, acortándolo por la calle Cervantes para alcanzar la Campana a su hora, las 19.45. Y así lo hizo. El misterio de La Lanzadaha lucido por primera vez flores moradas, lirios o iris, dato que se guardaron muy bien los priostes para sorprender a los que han contemplado el imponente paso. En el caso de El Baratillo, las puertas se abrieron a las 19.00 horas, con hora y media de retraso y una multitud en la calle Adriano que aguardaba expectante su salida. Como curiosidad, el palio de la Virgen de la Caridad salía casi en noche cerrada, a los sones del Carmen de Salteras. Poco después, cuando llegaba el palio a la calle Velázquez en torno a las 21.15 horas, una petalada que debió lloverle el Martes Santo a la Virgen de los Dolores del Cerro, fue para la Caridad baratillera mientras sonaba la marcha dedicada por Marvizón a la Virgen del Cerro. La siguiente en tomar la decisión era la muy conservadora hermandad del Cristo de Burgos, lo que refrendaba que el riesgo había descendido. La impresionante talla de este cristo castellano salía a la calle poco después de las ocho de la tarde en medio de un silencio sepulcral sólo roto por la música de capilla que lo acompaña. Mientras, la banda de Tejera aguardaba la complicada salida -los costaleros se tienen que poner de rodillas- del palio de Madre de Dios de la Palma, la bellísima dolorosa que no puede dejar de mirar al cielo, implorando por su Hijo. En previsión de la llegada de nuevos chubascos, la cofradía barajaba acortar el itinerario de vuelta por la Cuesta del Rosario, en función de cómo esté el tiempo, según informaban desde la hermandad. Las dos últimas del día, con algo de retraso sobre su hora para no tener que aguantar un parón que apenas se produjo, tomaron la misma decisión. El Nazareno de las Siete Palabras salía a la calle acompañado por la Escolanía de María Auxiliadora mientras chispeaba levemente en la collación de San Vicente. Una dificilísima salida para sus tres pasos que parecen no caber por la vieja puerta de su parroquia, pero cada año se obra un nuevo milagro. Y para poner el broche final, Los Panaderos. El gran barco atravesaba por completo la estrecha calle Orfila a las 21.34 horas, siempre ganando terreno, revirando y andando para enderezar su rumbo hasta el breve camino que le lleva hasta la Campana. Chispeaba en el momento de su salida, todos miraron al cielo, pero siguieron adelante. Cuando daban las diez en punto de la noche en el reloj, el palio de la Virgen de Regla iba al cielo de Sevilla, que entre nubes y estrellas. Una petalada que estaba destinada a la Virgen de la Encarnación de San Benito la recibía a su salida mientras la gran banda de Santa Ana de Dos Hermanas tocaba su marcha.

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