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La Segunda, alfa y omega del loperismo

el 11 jul 2010 / 17:53 h.

Pepe León (izq.) fue el hombre de confianza de Lopera.

Con el traspaso de poderes del pasado miércoles 7 de julio expiraron los 18 años y 7 semanas que Manuel Ruiz de Lopera ha capitaneado la nave verdiblanca con un alfa y omega marcado por la estancia del club en Segunda división.  

El empresario de El Fontanal se hizo con la mayoría de acciones del club, siempre que la jueza Alaya no diga lo contrario, el 30 de junio de 1992 y, ateniéndonos exclusivamente a los logros deportivos, el Real Betis ha vivido bajo el mandato de Lopera algunos de sus mayores logros históricos y también de sus fracasos más sonados.

Lopera llegó con un Betis en Segunda y le costó dos temporadas lograr el ascenso. El primer año se quedó a un solo puesto de la promoción, y el segundo se consiguió el ansiado ascenso en El Plantío de Burgos con Lorenzo Serra Ferrer, denominador común de los grandes éxitos verdiblancos en la era Lopera. Aquel año, el Betis llegó a semifinales de la Copa del Rey eliminando brillantemente al Barça de Johan Cruyff.

Con el ascenso, el equipo vivió un lustro de tranquilidad salpicado de diversos éxitos en, quizás, la época de bonanza más continua de la era Lopera. Recién ascendido, el Betis rubricó una de sus mejores Ligas de la historia consiguiendo un brillantísimo tercer puesto en la 94/95.

Dos temporadas después, el equipo acabó cuarto consiguiendo otra clasificación europea y rubricando la temporada con el subcampeonato en la Copa del Rey.

Tras perder la final en la prórroga ante el Barcelona, Serra anunció su marcha al equipo catalán y el Betis entró en un nuevo periodo de mediocridad en el que destacó su participación en los cuartos de final de la Recopa del 98, siendo eliminados por el Chelsea inglés, a la postre campeón del torneo. En la temporada siguiente, alcanzó los octavos de la UEFA cayendo ante el Bolonia.

Infierno

En la 99/2000, en un vergonzoso ejemplo de rivalidad local mal entendida, el Betis acompañó al Sevilla y al Atlético de Madrid a la Segunda división conformando quizás el trío de descendidos con mejor trayectoria de toda la historia de la Liga.

Era el primer descenso de Lopera, aunque fue solventado sin mayores problemas logrando otro histórico ascenso en el vetusto campo de la Victoria de Jaén a las órdenes del emblemático Luis del Sol.

A principios de aquel año, el empresario decidió quitar el nombre del presidente Benito Villamarín al estadio para ponerle el suyo aprovechando la construcción del nuevo fondo y el nuevo gol norte. Diez años después, aún esperan su turno el gol sur y la preferencia.

Fue el segundo y último ascenso del Betis de Lopera, que consiguió permanecer durante ocho temporadas consecutivas en la élite del fútbol español, la segunda permanencia más larga de la historia del club sólo superada en la década de los 80.

Esos ocho años tuvieron dos partes bien diferenciadas. Durante los primeros cuatro, el Betis siempre acabó por encima del puesto décimo, en su regreso a Primera de nuevo consiguió meterse en Europa de la mano de Juande Ramos. Tras dos campañas con Víctor Fernández al mando, regresó a Heliópolis Lorenzo Serra Ferrer para, en la 2004/05 firmar la mejor temporada de la historia del Real Betis.

El equipo lo formaba una gran generación de canteranos como Rivas, Juanito, Doblas, Joaquín, Arzu, Capi o Dani, aliñados por la calidad de Ricardo Oliveira, Edu o Assunçao.

En Liga, los de Serra consiguieron un genial cuarto puesto rubricado en Palma de Mallorca consiguiendo así su clasificación para la Champions League, rubricada posteriormente tras superar al Mónaco en la previa.

El Betis eliminó a equipos de inferior categoría como el Gramanet o el Mirandés para plantarse en una semifinal de la Copa del Rey en las que se mediría con el Athletic de Bilbao, al que eliminó en la tanda de penaltis con un lanzamiento de Luis Fernández que catapultó al equipo verdiblanco a la final.

El 11 de junio de 2005 y en el Vicente Calderón, el Betis alzó su segunda Copa del Rey gracias a un gol del canterano Dani en la prórroga que le sirvió para doblegar a Osasuna.

'Batacazo'

Pero lo que parecía el relanzamiento del club hacia la élite del fútbol español, supuso un punto de inflexión que desembocó en el lustro más mediocre de la era Lopera. El Betis no supo aprovechar el tirón de disputar la Champions League y apenas reforzó la plantilla.

Apenas disputó la Supercopa de España ante el Barcelona y, en Champions, cayó en un grupo muy duro junto con Liverpool, Chelsea y Anderlecht en el que apenas tuvieron ocasión de clasificarse para los octavos. Eso sí, el beticismo recordará la victoria ante el equipo londinense gracias a un gol de Dani, aunque en ese mismo choque cayó lesionado de gravedad Oliveira, la referencia en ataque.

Los siguientes tres años, el Betis coqueteó con el descenso aunque al final pudo salvarse en la recta final del campeonato. En 2007 se salvó en la última jornada en Santander, pero dos años después se consumó la desgracia con un cúmulo de números negativos que enviaron al Betis, por segunda vez en la era de Lopera, a Segunda empatado a puntos con el Getafe, que se salvó por un gol de diferencia.

Cuatro años después de firmar la mejor temporada de su historia, la fractura social en el beticismo se hacía cada vez más latente, llegando a sus mayores cotas durante la última temporada.

Una primera vuelta desastrosa a las órdenes de Antonio Tapia fue demasiada losa para Víctor Fernández, que consiguió llegar vivo a la última jornada y que, finalmente, firmó un cuarto puesto empatado a puntos con el segundo y el tercer clasificado.

Durante estos 18 años, Lopera fichó a jugadores de contrastada calidad como Finidi George, Ricardo Oliveira, Edu o Denilson, que se convirtió en su día en el fichaje más caro del fútbol español. Además, han sido veintidós los entrenadores que han pasado por el banco local de La Palmera.

Finalmente, y tras años de gritos en su contra en el estadio que lleva su nombre y cuyo palco no pisaba en partido oficial desde el 11 de mayo de 2008, Manuel Ruiz de Lopera decidió apartarse del Betis y vender su mayoría accionarial al grupo Bitton Sport, poniendo fin así a un periodo dieciocho años en los que el club heliopolitano, en lo deportivo, ha vivido tantas luces como sombras.

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