Deportes

La segunda Copa de la UEFA del Sevilla y Andrés Palop

El Sevilla se adelantó con un gol de Adriano que neutralizó Riera; en la prórroga marcó Kanouté y Jonatas forzó los penaltis. La actuación del guardameta fue decisiva para conquistar el cetro.

el 24 mar 2010 / 08:49 h.

  • Agradecido. En la vida todo llega al final. Es la ley. Y estos capítulos de mis viajes con el Sevilla FC y el Real Betis Balompié también tocan a su fin. Hablamos al principio de penurias y dejamos, como en la boda de Caná con el buen vino, lo mejor para los de la finalización. He de agradecer a los lectores de El Correo de Andalucía su fidelidad desde el inicio y, cómo no, a mis compañeros de la redacción sus desvelos y a los jefes, la confianza que depositaron desde la primavera del pasado año para que pudiéramos llegar con este barco a puerto feliz. Así que a todos los que han colaborado en esta serie de XXIV capítulos en los que he condensado mis viajes, vaya mi eterno agradecimiento.

    Miserias y grandezas. Dos veces viajé hasta Glasgow con el Sevilla FC. Una en la época de Jock Wallace, de las que recordarán los futbolistas de entonces las penurias y vicisitudes que pude expe- rimentar con mi compañero Manolo Rodríguez en aquellos múltiples y penosos viajes en autobús y tren por Inglaterra y Escocia, jugando partidos para hacer caja y pagarse los gastos de la pretemporada. Ahora volvía hasta Escocia con los oropeles y grandezas de ir a jugar, ni más ni menos, que una final de la Copa de la UEFA ante el Espanyol e intentar sumar un segundo trofeo a las vitrinas del Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Porque este es el auténtico nombre del estadio de Nervión y no ese moderno diminutivo de Pizjuán que no respeta el nombre y la historia de quien tantos esfuerzos, desvelos y gloria dio al Sevilla FC. Respetar a los símbolos y su historia debe estar siempre presente en los que dirigen y de los que forman parte del club.

    Andrés Palop. Para llegar a una final de la UEFA hay que superar primero un grupo de clasificación. Después, una serie de eliminatorias y jugarse a cara y cruz la final. Ya saben que la final es para ganarla. El subcampeón es mera anécdota y poco más. La historia no los contempla. Nombres para llegar hasta aquí son muchos: José María del Nido, sin duda, el primero y sus consejeros. Los esfuerzos de Roberto Alés, Joaquín Caparrós y Monchi, en aquellos momentos difíciles. El liderazgo de Pablo Alfaro y Javi Navarro con aquellos fichajes de coste cero. Y Juande Ramos, el entrenador de los cinco títulos que jalonan el palmarés sevillista de los últimos años. Más Andrés Palop. Hoy día tras las eliminatorias de Copa del Rey ante FC Barcelona y Getafe, los sevillistas están seguros que sin Andrés Palop no se hubiera llegado a la ansiada final con el Atlético de Madrid.

    El fútbol es un juego de equipo. Ahora bien, cuando un portero es capaz de poner un muro a su portería debe reconocérsele. Soy el primero. Pues bien, hay que dejar constancia de que para llegar a aquella final de Glasgow, hubo un partido con el Shakhtar Donetsk en el que el portero de La Alcudia hizo algo más que parar balones. Tras empatar el Sevilla en casa a dos goles y perder en Ucrania 2-1, se jugaban los últimos segundos del partido y estaba eliminado. En un córner, Palop se fue al ataque y remató con su cabeza el gol que empataba el partido y daba paso a la prórroga, en la que un gol de Chevantón dio paso al Sevilla a cuartos ante el Tottenham, luego a semifinales con Osasuna y a esta final en la que volvió a aparecer Andrés Palop deteniendo tres lanzamientos desde el punto de penalti de los espanyolistas y dando la Copa de la UEFA a su equipo, que había empatado a uno en los 90 minutos y a dos en el descuento, lo que hizo que la final se resolviera desde el punto de penalti.

    Con estos fríos y simples datos, que se podrían adornar con múltiples actuaciones sensacionales de Palop, queda reflejada la importancia que Andrés Palop ha tenido en momentos cruciales de esos cinco títulos de la historia moderna del Sevilla FC.

    Hampden Park. Escocia tiene una historia futbolística de mayor tradición que de importancia tanto a nivel de clubes como de selección. Sus dos grandes residen en Glasgow y están divididos más por aspectos religiosos que por deportivos. Católicos, los verdes del Celtic; protestantes, los azules del Rangers.

    Tienen los dos grandes estadios, pero en las grandes citas deportivas, tanto en fútbol como en rugby, se utiliza el sensacional Hampden Park. Aparte de la final de la UEFA del Sevilla con el Espanyol, el estadio de Glasgow había sido sede de dos finales de las Copas de Europa que ganó el Real Madrid. Una, ante el Eintracht de Frankfurt con el espectacular 7-3 y otra más reciente, frente al Bayer Leverkusen que todos recordarán por el espectacular gol que logró el francés Zinedine Zidane. El 16 de mayo del año 2007, con un ambiente excepcional y llenazo espectacular con las dos aficiones españolas, el Sevilla se iba a poner por delante con gol de Adriano y que contrarrestó el tanto de Riera que dio lugar a la prórroga.

    De nuevo el Sevilla FC se puso por delante del RCD Espanyol con el gol de Kanouté, pero los periquitos lograrían salvar el escollo con otro gol de Jonatas que daría paso al lanzamiento desde el punto de penalti. De nuevo apareció Andrés Palop. Detuvo tres y fueron suficientes los marcados por Kanouté, Dragutinovic y el siempre recordado Antonio Puerta para ganar la segunda Copa UEFA y levantar al cielo escocés Javi Navarro, de nuevo, otro título continental. De nuevo el título movilizó a todo el sevillismo. Quizás aquella efervescencia del primer título en Eindhoven no fue la misma. Cinco títulos en tan poco tiempo sedimentan las ansias de fervor de una afición. Dos Copas de la UEFA (Eindhoven y Glasgow). Dos Supercopas (en Mónaco la de Europa y en Madrid la de España) y una Copa del Rey (Madrid).

    Los sevillistas tuvieron que viajar muchas veces para que al equipo no le faltara su aliento. Un esfuerzo tanto en los permisos de trabajo como en los bolsillos por los gastos de viaje, algunos muy costosos, mostraron el cariño y entusiasmo de la afición a su club y la correspondencia con algo impensable años atrás, de un consejo de administración, un cuerpo técnico y, especialmente, unos jugadores que dieron el máximo en todas las conquistas y que pusieron al Sevilla FC en el escaparate mundial.

    Recopilación final. He querido en estos XXIV capítulos simplemente hacer un repaso de los viajes que a lo largo de mi dilatada carrera profesional tuve que realizar con los equipos de nuestra ciudad. Como vieron los lectores que nos han acompañado en todas estas historias, los equipos han tenido situaciones de todo tipo. Quiero que sean ustedes los que analicen la historia de los equipos de sus amores. Vean en ella, cómo el paso del tiempo ha sido el juez inapelable que tiene el fútbol y la misma vida. No sólo son el balón y quienes lo juegan.

    Son también sus dirigentes en esos altibajos que han entrado tantas veces el Sevilla FC y el Real Betis Balompié. En el fondo, el fútbol es un juego para las tardes del domingo, que hoy se juega cualquier día y a la hora más insospechada, pero que las circunstancias de la vida y el cambio de los clubes deportivos a sociedades anónimas le ha dado otra dimensión. Siempre, por mucho que manden las acciones y el dinero, el fútbol tendrá un componente superior al pecuniario, que es el corazón. El amor a unos colores prevalecerá en el fútbol por encima de todo.

    Espero y deseo que el tiempo sea quien dé a los que aman a los equipos de Sevilla toda suerte de alegrías y con el paso de los años puedan disfrutar de sus colores como quien les ha contado estas historias a lo largo de unos largos meses con tanta satisfacción. Muchas gracias a El Correo de Andalucía y a todos sus lectores.

    • 1