Economía

«La ‘smart city’ debe servir para que la ciudad le cueste menos al ciudadano»

Arropada bajo el paraguas de la Tecnoincubadora Marie Curie dentro del PCT Cartuja se desarrolla Adevice, empresa que proporciona soluciones inalámbricas para hacer más inteligentes las ciudades, persiguiendo así un ahorro para el bolsillo del ciudadano.

el 28 sep 2014 / 12:00 h.

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Trabajaba en el grupo de investigación de los dos catedráticos de Ingeniería Electrónica que fundaron Adevice. En 2012 se incorporó como directora técnica y en 2013 como directora ejecutiva. María Gil (Sevilla, 1982) interrumpe un momento la entrevista para atender a técnicos de Emasesa, empresa con la que desarrolla un proyecto «pionero y emblemático»: suyos son los dispositivos que empezarán a colocarse en unos días para hacer la lectura diaria de los contadores de agua y detectar así fugas y fraudes. Adevice María Gil, directora ejecutiva de Adevice, que tiene su oficina en la Tecnoincubadora Marie Curie, en el PCT Cartuja. / PEPO HERRERA Cuando hablamos de smart cities (ciudades inteligentes) ¿a qué nos estamos refiriendo? Básicamente es una ciudad en la que todos los datos de los servicios al ciudadano están conectados y se pueden utilizar de forma inteligente. Es decir, si relacionamos los datos de la recogida de residuos, suministro de agua, alumbrado... se pueden utilizar para ser más eficientes y ahorrar costes. La tecnología es solo el vehículo, el instrumento necesario. Lo importante es para qué sirve la smart city y tiene que servir para que la ciudad cueste menos a los ciudadanos. ¿Cuál es la aportación que realiza su empresa? En Adevice hace algunos años nos dimos cuenta de que hay muchas empresas que no pueden llevar a cabo ciertos modelos de negocio o ideas porque la infraestructura que requieren es muy complicada o cara de instalar. Así, decidimos desarrollar productos que pudieran servirles para ser más eficientes y flexibles, sobre todo en la instalación de dispositivos. Somos especialistas en comunicaciones inalámbricas a las que conectar prácticamente cualquier cosa. ¿Ejemplos concretos? Los contadores de agua que tenemos en casa. Emasesa ahora mismo no los tiene controlados al día, sino que una persona va a leerlos cada tres meses. Si la empresa tuviera los datos diariamente podría calcular automáticamente, a través de unos algoritmos, las fugas que hay, de modo que podría arreglarlas de forma inmediata y ahorrar mucho dinero que al final repercute en el ciudadano. Desde el lado del consumidor, gracias a esa información que le llega a Emasesa, se podrían desarrollar aplicaciones móviles que te avisaran si en tu casa hay una fuga o un consumo anómalo mientras estás en la playa. Si tuviéramos que poner un cable en todos los contadores de Sevilla sería imposible, pero sí lo es a través de las comunicaciones inalámbricas de bajo coste como las nuestras. ¿Cómo arranca el proyecto y quién está detrás del mismo? Adevice nace en 2008 a iniciativa de dos catedráticos de Ingeniería Electrónica de la Universidad de Sevilla que ven que hay mucho potencial en la innovación que se genera en la universidad pero que no llega fácilmente a las empresas. En esa época hicimos proyectos importantes, como el control de las plantas solares de Abengoa en Sanlúcar, pero llegó un momento en 2013 en que nos dimos cuenta de que las empresas lo que realmente necesitaban era un producto que fuese muy rápido de instalar y de mantener como medidores de electricidad, de temperatura, humedad... no existían soluciones en el mercado. La clave está en dispositivos asequibles para la empresas... Hay tecnología para las casas (domótica), pero sus prestaciones no son válidas para la industria. Es muy importante que la comunicación funcione siempre y que esté todo controlado porque si no, lo que la empresa pierde es dinero. ¿De qué precios hablamos? En torno a 100 euros para un dispositivo inalámbrico estándar en pequeñas cantidades, pero si son grandes cantidades el precio se reduce a menos de 50 euros. ¿Cuál fue el punto de inflexión? Vino motivado por la crisis. En marzo de 2008 no sabíamos lo que iba a venir que, además, vino muy rápido. Durante los primeros años de crisis las empresas sí podían invertir recursos propios en innovación, pero hubo un momento en que resultaba muy difícil llevar esa innovación a un producto que comercializar. Queríamos romper esa barrera facilitando a las empresas ese proceso de innovación. Lo que demandaba el mercado era un producto ya metido en una cajita que sirviera para solucionar muchos de los problemas que tenían. ¿Potenciales clientes? Empresas que dan servicio a instituciones o servicios de ahorro, en electricidad, plantas de cogeneración, eficiencia energética... Un ejemplo son las plantas fotovoltaicas. Con todo el cambio normativo, hay muchas empresas y ciudadanos que invirtieron en instalaciones de las que no conocen muy bien cuál es su eficiencia. Nuestro producto se dirige a las empresas que dan ese servicio de mantenimiento, al disponer de un sistema de monitorización que colocas en la planta y con el que sabes rápidamente si hay una incidencia. ¿Cuáles son los dispositivos concretos que han desarrollado? Tenemos un producto en el que se basa todo que se llama ONE-GO y que incluye una serie de dispositivos inalámbricos a los que puedes conectar cualquier cosa. Tienen una duración estimada de batería de diez años, durabilidad pensada para que la empresa no tenga que hacer mantenimiento, con lo que los costes operativos de la infraestructura son muy pequeños. Y los repetidores también van a batería. ¿Cómo se solventa la seguridad en estos dispositivos inalámbricos? La transmisiones que realizamos no se hacen a través de wifi, aunque la banda que utilizamos sí es la misma. Encriptamos toda la información, con lo que transmitimos de forma segura, igual que por cable. ¿Pensando en más desarrollos? A final de año lanzaremos nuevas versiones de ONE-GO que admitan más tipos de sensores diferentes. Pero sobre todo queremos hacer hincapié en que las redes cada vez sean más grandes, cubran un área mayor y más dispositivos. Lo ideal es que con la menor infraestructura de comunicaciones puedas cubrir mayor área. Ésa es la innovación que queremos hacer y a final de año sacaremos un primer producto en esa línea. ¿Y sectores? En el caso de las smart cities no es que sean el futuro, sino que ya son una realidad que empiezan a demandar los gestores y los ciudadanos, aunque sigue faltando una infraestructura de comunicaciones que sea lo suficientemente barata para que se pueda desplegar. Ahí pensamos que podemos jugar un papel importante. Va a haber otro sector muy puntero y fundamental para Andalucía: la agricultura de precisión, que consiste en tener claro cómo está tu finca en cada instante: si estás utilizando el agua y los fertilizantes correctos. ¿Les preocupa la morosidad y el impago de las administraciones? Ha sido así hasta ahora, pero creo que se va a empezar a resolver no tanto porque haya dinero, sino porque hay una obligación impuesta por los ciudadanos de que las empresas públicas sean eficientes. Parte del presupuesto que antes se dirigía a cosas que no tenían ningún valor se empieza a dirigir a inversiones que les permitan ser más eficientes. ¿Se ha avanzado en la transferencia de conocimiento de la universidad a la empresa? En 2008 era raro ver que profesores crearan una empresa. Ahora está habiendo mucho más empuje de la universidad para que esto se dé a través de concursos de ideas, aunque no es la única manera de que el conocimiento de la universidad se transfiera a la empresa.

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