La estación de penitencia del Santo Entierro la abrió el paso de la Quinta Angustia, un paso estrenado el año pasado -en realidad en 2008, aunque entonces la lluvia deslució la procesión y la cofradía tuvo que volver de prisa y antes de tiempo a su tiemplo en el Carmen- y que es una Piedad, que sostiene el cuerpo sin vida de su hijo. Es una obra del artista local Rafael Amadeo Rojas, autor también de la mayoría de imágenes del paso de misterio de las Negaciones de San Pedro, de Santiago. La cofradía tiene previsto completar este paso con cuatro figuras más, entre ellas una imagen de San Juan y otra de María Magdalena.
Tras éste, el paso del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, un Cristo yacente, de autor desconocido en una urna en madera y recubierta de finas láminas de carey, con incrustaciones en plata cincelada y decorada con trampantojos imitando el carey.
Y cerrando el cortejo, la Virgen de la Soledad, una talla del siglo XVIII, con pelo natural, atribuida a La Roldana.
Este año, la hermandad del Santo Entierro ha cambiado su recorrido, enfilando por la calle Fuentes de Andalucía hacia Puerta Cerrada, en la dirección contraria a la que siguió en las últimas ediciones de la Semana Santa. La procesión ofreció sus instantes más bellos a su paso por Santa Ángela de la Cruz, la plazuela de Santa Cruz y la calle Santa Florentina, además de su entrada en el templo.