La solidaridad crece con la crisis

Andalucía mantiene la cooperación en 23 países del hemisferio sur con 25 millones de euros.

el 12 feb 2014 / 21:54 h.

Varias mujeres reconstruyen sus casas en Perú con ayudas andaluzas. / R. García (EFE) Varias mujeres reconstruyen sus casas en Perú con ayudas andaluzas. / R. García (EFE) En los territorios palestinos próximos a la ciudad de Jericó, en la franca de Cisjordania, existen 27 ambulatorios fijos y móviles, que atienden a una población dispersa y empobrecida, y que fueron financiados por el Gobierno de Andalucía. En la selva peruana, hay 200 poblados diseminados donde cohabitan 54.000 indígenas, miembros de distintas etnias amazónicas que vivían de la pesca hasta que las petrolíferas empezaron a contaminar los ríos. Aparte del pescado, sólo tienen la fruta de los árboles, porque no han desarrollado el conocimiento para cultivar la tierra. Una ONG andaluza, la Asociación de Niños del Tambo, les enseña a ser agricultores, a valerse por sí mismos, y quien lo explicaba ayer, emocionado,  era un hombre de 74 años, Ernesto García, que es cooperante desde 1972, y aún hoy sigue viajando a la selva amazónica. Andalucía, una región que tiene 1,5 millones de parados, que ha visto cómo el umbral de pobreza de los suyos se ensancha en los años de crisis, y cómo los comedores sociales y las ONGs que los atienden se ven desbordados, la misma comunidad que se estruja el cerebro para buscar una solución al drama de los desahucios, y que tantea formas de ofrecer la luz y el agua gratis a las familias más desfavorecidas, aún mantiene una fina vía de financiación para los países más pobres del hemisferio sur. Y todo esto, porque «una cosa no tiene nada que ver con la otra», porque «comparar o echar a competir a unos pobres con otros es un argumento demagógico, cruel y neoliberal» y porque «la cooperación para el desarrollo no significa que nosotros los del norte le damos a los del sur lo que nos sobra, sino una parte de lo que le robamos o de lo que les negamos». Los programas de cooperación internacional para el desarrollo, que fueron presentados ayer por el vicepresidente Diego Valderas rodeado de los portavoces de las ONGs beneficiarias, sostienen con poco oxígeno financiero desde Andalucía proyectos de sanidad, escolarización, alimentación, educación sexual, aprendizajes de sistemas productivos o formación de adultos en 24 países de América Latina, el África subsahariana y el arco mediterráneo. Andalucía, con una inversión en proyectos de 900.000 euros, es la región del mundo que más dinero invierte en cooperación dentro de Palestina. Perú, Marruecos, El Salvador y Nicaragua son los países donde más proyectos se han aprobado este año. En total 129 programas de 54 entidades, con un presupuesto global de 24,7 millones, más o menos el mismo que el año pasado, pero muy lejos de aquellos 109 millones que se destinaron a cooperación en 2008, antes de que estallara la crisis. «Debemos retomar el camino del 0,7% del PIB para proyectos de cooperación», dijo ayer Valderas, a sabiendas de que la Junta ha reducido su presupuesto a menos del 0,3%. Aún así, Andalucía, junto con el País Vasco, es la única comunidad que preserva estas políticas. Además de las subvenciones a proyectos, la Junta otorga ayudas directas a universidades y grandes ONGs, como Unicef, con un gasto global de 44 millones de euros. Hay más de 2.000 andaluces que trabajan en programas de solidaridad de distintas ONGs que, además cuentan con 16.000 voluntarios, el único número que no ha menguado durante los años de crisis.

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