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"La solución es inevitable, se necesita un dragado adecuado"

La directora comercial de Boluda en Andalucía asegura que llegó al sector portuario "por casualidad". Ella quería ser cirujana.

el 18 jun 2011 / 18:02 h.

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A Teresa López Ruiz (del barrio de Ciudad Jardín donde vio la luz un 31 de diciembre de hace 49 años) su madre le cuenta que estaba predestinada a trabajar en una naviera. Y no porque fuera una tradición familiar (“siempre quise ser cirujana”, reconoce), sino porque cuando nació, a las doce en punto de la noche, en el mismo momento en el que Teresa (Terry para todos menos para su abuela) rompió a llorar, sonaron todas las sirenas de los barcos del Puerto, como era costumbre entonces. Pero la historia de amor de la directora comercial de Boluda con el Puerto, el río y la mar surgió, sin embargo, por “casualidad”.


–¿Cómo recayó en este sector?
–No tengo referentes familiares que me hayan hecho mirar al Puerto pero sí recuerdo mi curiosidad por un mundo que acostumbraba a ver desde los puentes. Me llevaba mi cámara de fotos para tratar de captar aquel trajín de cajas, camiones, barcos… Llegué a este gremio por casualidad. Un familiar me presentó al director de una empresa de transporte que estaba buscando a una chica responsable para llevar la contabilidad de su negocio y, desde entonces hasta ahora, han pasado 31 años.


–¿Pero le gusta el mar o es de las que se marea en los barcos?
–El mar me apasiona. Me saqué por puro placer el título de patrón de barco de recreo. Cuando me saqué el título, todos mis compañeros tenían barcos propios y cuando me preguntaban por el mío yo decía: tengo uno más grande que el de todos ustedes, con 150 metros de eslora.


–¿Ya se ha comprado uno?
–¡Ya me gustaría! Jajajaja.


–¿Y ha llevado alguno?
–He salido con veleros de amigos. Siempre pido que me dejen un ratito el volante. Yo por provocar...


–Imagino que cuando empezó, la presencia de las mujeres era anecdótica en el Puerto y ahora, en su empresa por ejemplo, son varias las que ocupan puestos de responsabilidad.
–Tengo mucha suerte. Nuestro presidente no tiene ningún prejuicio con eso de que las mujeres ocupen altos cargos, cosa que no es habitual en este gremio. Yo tenía 18 años cuando empecé. En el muelle era la única mujer que había trabajando. Cuando llegaba, las grúas se paraban, los operarios las giraban y empezaban a decirme cosas, las típicas... [Teresa es morena, con unos ojos verdes que ella dice que no son los de su madre, a la que todavía paran por la calle]. Y un día me dije: tengo que frenar esto. Así que me giré, empecé a saludarlos y fue la forma de integrarme en su mundo. Los directores de antes eran de la vieja escuela y no admitían tan fácilmente que una mujer asumiera un cargo. Sí admitían que asumiéramos el trabajo pero el reconocimiento, no. Éste ha venido muchos años después.


–Y con 31 años de experiencia, ¿cree que Sevilla mira a su Puerto y a su río?
–No, en absoluto. Cuando me preguntaban dónde trabajaba y contestaba que en el Puerto, me decían: ¿en el Puerto de Santa María? No, en el de Sevilla, replicaba yo. ¿Sevilla? Pues sí, pregúntenles a los vikingos, que vinieron a vernos tres veces y la última nos destrozaron la Iglesia del Salvador. Sevilla vive de espaldas al río. Afortunadamente, la Expo del 92 cambió la fisonomía de la ciudad y la relación de ésta con su río.


–¿Y a qué se debe ese divorcio?
–El río ha sido la riqueza pero también la tragedia para Sevilla. Enfermedades, riadas… En cualquier caso, en Europa se protegen y fomentan los puertos fluviales; sin embargo, en España, el único que hay, que es el de Sevilla, no.


–Los sevillanos conocen al dedillo las obras que se hacen en la ciudad pero ¿cree que valoran la importancia que tiene la nueva esclusa del Puerto?
–Una obra tan importante y tan necesaria. Hay sevillanos que no son conscientes de lo que significa esta obra para la ciudad.


–Y para Boluda, ¿qué significa esta nueva puerta?
–La esclusa es una parte. Sin el dragado no tiene sentido. Es insuficiente. Hay que adecuar el dragado del río a las características de esta fantástica esclusa. Si no, quedará infrautilizada.


–¿Se ha empezado la casa por el tejado?
–El proyecto del dragado y la esclusa era conjunto. Lo que ocurre es que la esclusa avanzó a un ritmo y el dragado a otro, con múltiples estudios medioambientales.


–¿Vuestros planes de crecimiento dependen de que se haga el dragado?
–Hemos podido meter un barco que no podría haber entrado sin la esclusa nueva. El dragado es fundamental porque nosotros tenemos barcos en los que no hemos podido optimizar la carga, en los que no hemos podido cubrir su capacidad y realmente lo que hemos estado transportando es aire. Si hubiéramos tenido un calado de un metro más, podríamos haber transportado más. Pero el dragado no es sólo importante para nuestros barcos, sino para todos los barcos que entran en Sevilla.


–¿Cómo encaja el discurso medioambiental en todo esto?
–Yo confío en los estudios que la Autoridad portuaria está presentando. Los informes son de investigadores del CSIC, que son imparciales. Acataremos todas las decisiones por el bien del río y de la ciudad. Pero la solución es inevitable: necesitamos un dragado adecuado para que los buques se rentabilicen y entren otros de nueva generación.


–En estos momentos de crisis, ¿es el Puerto una tabla de salvación para la economía sevillana?
–Según mis datos, el Puerto genera 15.000 empleos directos, más otros tantos indirectos. El Puerto se ha visto afectado por la crisis como el resto de los puertos. Sin duda es un momento de esfuerzo, trabajo y tesón para salvar la situación.


–¿El sector en el que se mueve Boluda tiene futuro?
–Sin duda. Es el sector con más futuro, diría yo. El transporte marítimo tanto en importación como en exportación es un barómetro perfecto que calibra el potencial que tiene un país.

–¿Qué opinión le merecen iniciativas como la de celebrar la circunnavegación de la Tierra o poner playas en la zona de la dársena?

–Cualquier cosa que incluya al río es bueno. Siempre he pensado que por qué no se usa el río como vial de transporte, como una línea de Tussam. –Por último, ¿tenemos un río limpio?–Uff... No tengo datos. Hablando con amigos míos capitanes, comentamos que fue una pena que no se aprovechara el momento de la Expo del 92 para hacer en la zona de la dársena una tubería con compuertas para haber podido darle a entrada al agua del río vivo. Así se podría oxigenar mejor el tramo urbano del río.

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