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La sombra del suicidio asoma en Berlín

el 12 feb 2013 / 21:41 h.

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Jude Law.

El iraní Jafar Panahi, Steven Soderbergh y Juliette Binoche se adentran en el oscuro mundo de la depresión con sus nuevas películas Berlín nos ha brindado una jornada de duras emociones con su expedición a uno de los rincones más oscuros de la mente humana... la depresión.

Closed Curtain ha sido, sin duda, el plato fuerte de la jornada. No tanto por su calado artístico, sino, por desgracia, por su enorme relevancia política: se trata de la última película del director Jafar Panahi, condenado a arresto domiciliario por la dictadura iraní.

Panahi, famoso por haber denunciado, con películas tan realistas como el Espejo u Offside, la situación social de Irán, se ha visto abocado a realizar una película llena de símbolos, difícil de entender, que aborda el problema de la soledad, el encierro, la persecución, la represión y el suicidio.

El propio codirector de la película, Kamboziya Partovi, aseguró durante la rueda de prensa celebrada en Berlín que, para Panahi (que actúa en su propia película), "el suicidio está ahí. Al estar encerrado, es normal que llegue a ese tipo de pensamientos".

¿Estamos, por tanto, ante otra gran película del cineasta iraní? Difícilmente podría afirmarse tal cosa. ¿Nos encontramos quizás ante un documento estremecedor? Sin duda. Asistimos, en buena medida, al homicidio lento, premeditado de Panahi por parte del gobierno iraní, que le ha arrebatado a uno de sus artistas más internacionales sus bienes más preciados: la libertad de movimiento y la libertad creativa.

Que Closed Curtain sea una película mediocre es, de por sí, un símbolo... probablemente, el mayor símbolo de esta cinta y, por tanto, la mayor crítica que Panahi le haya lanzado jamás a la tiranía iraní.

Sacada a escondidas del país, aún no sabemos cómo reaccionará el gobierno de Ahmadineyad contra el propio Panahi, Partovi o la actriz Maryam Moghadam.

Steven Soderbergh, otro clásico del festival alemán, vuelve a ofrecernos, por su parte, cine comercial del bueno con Side Effects. Con el problema de la industria farmacéutica como telón de fondo, el realizador norteamericano nos ofrece una obra de suspense llena de giros inesperados.

La película se adentra en la historia de Emily Tailor (Rooney Mara), una joven diseñadora que cae en depresión tras la salida de prisión de su marido (Channing Tatum). Su psiquiatra, Jonathan Banks (Jude Law), se verá envuelto, tras una serie de acontecimientos, en un escándalo del que solo podrá salir siguiendo su intuición.

Soderbergh demuestra, una vez más, que es un realizador capaz de darle su toque personal a un cine apto para todo tipo de públicos. Bien facturada, con un guión trepidante, buenas interpretaciones y esa música tan característica, que, en ocasiones, recuerda a la saga Ocean, la película consigue atrapar al espectador a lo largo de sus 106 minutos de duración.

Finalmente, Juliette Binoche ha sido la encargada de aportar glamour a la jornada con la francesa Camille Claudel 1915 de Bruno Dumont.

Basada en la vida real de Claudel, Dumont se centra en el encierro en el psiquiátrico de la escultora, amante de Rodin, y la profunda depresión que sufrió tras el rechazo del genio francés.

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