De repente, la Supercopa de España ha llegado, casi de sorpresa, de sopetón, de improviso, y eso que tanto el campeón de la Liga, el Barcelona, como el campeón de la Copa del Rey, el Sevilla, saben desde el momento en que alzaron sus respectivos títulos que tienen el derecho y el privilegio de disputar este otro, al alcance de muy pocos, en concreto dos equipos cada temporada. No se sabe si es que ha estado camuflada esta Supercopa, porque resulta que por un lado –azulgrana– no han podido, sabido o querido prepararla con todo el mimo que requiere y por otro –sevillista– ha quedado de repente solapada por la posible marcha de Luis Fabiano. Y eso que cada año estos dos partidos, de ida y de vuelta, se repiten y consabida es su disputa cada verano. Pues nada, sorprender, ha sorprendido. Andarían distraídos ambos equipos en sus asuntos, se supone.
El Sevilla andaba preparándola con tiempo y con cariño, sobre todo porque llega pocos días antes de la previa de la Liga de Campeones, que es lo que pecuniariamente interesa a la entidad de Nervión. Pero el asunto de la marcha de Luis Fabiano la ha relegado a un segundo plano en los días previos al de hoy, claro. Menos mal que a Antonio Álvarez le ha dado por recordar que su equipo se juega un título, sí, un título, de esos que ha ganado tantos el Sevilla en las últimas temporadas, pero también de esos que faltan, siempre hay sitio para más, en las vitrinas del Ramón Sánchez Pizjuán.
Del Barcelona se espera que salte al terreno de juego esta noche. Es seguro, de hecho. En un momento determinado del verano se llegó a temer. Que si tantas bajas, que si los jugadores no se reincorporaban a tiempo, que si la selección española se los llevaba antes de llegar... En fin. El caso es que Pep Guardiola ha preparado este partido sin ocho de sus mejores hombres porque no ha querido, o porque esos ocho magníficos, no hay duda de ello, han querido sus vacaciones completas, sin un día de más, pero tampoco de menos.
Aunque Jesús Navas, magnífico y campeón como los ocho culés, sí que llegó antes para entrenarse. La semana pasada, para ser más concretos. Y también viajó a México. Y también estará en el Sánchez Pizjuán esta noche, claro. Álvarez no ha tenido duda y ha tirado de él, posiblemente el mejor jugador nervionense en el campo, por muy pocos entrenamientos que tenga en el cuerpo el futbolista de Los Palacios.
Y también estará en el césped, salvo que a lo largo de este sábado salte la noticia y se cierre el acuerdo con el Olympique de Marsella, Luis Fabiano. Si se va a ir, que antes deje encarrilada la eliminatoria, ha debido de pensar Antonio Álvarez. Y si no es él, pues que sea Kanouté, o Perotti, por ejemplo, que una temporada más siguen siendo los argumentos de peso del Sevilla. Porque los fichajes llegados no han renovado la cara del ataque andaluz, sino la del centro del campo. Pero por ahora no hay nuevo maquillaje. Zokora y Renato siguen siendo una buena mascarilla para afrontar todo lo que haya que afrontar. Para novedad, eso sí, Dabo, que suplirá a Fernando Navarro en el lateral izquierdo. O eso o el técnico experimenta, porque no hay otro posible lateral izquierdo en la lista. Luna se ha quedado fuera, por tanto.
SIN INTERNACIONALES. Por su parte, Pep Guardiola ha dejado en Barcelona a los ochos internacionales españoles que se proclamaron campeones del mundo. Valdés, Iniesta, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Pedrito y Villa no jugarán por tanto esta noche ante el Sevilla.
