Feria de Abril

La tendencia de este año: ‘tunear’ el traje de flamenca

“Hoy día es más lucrativo ser modista de barrio que diseñadora de moda flamenca”, asegura Pilar Vera, que se queja de la falta de apoyo de las administraciones, lo que pone en peligro la continuidad de Simof.

el 21 abr 2012 / 18:28 h.

Cambiarán el mantón, la peina o la flor, cortarán una manga o la alargarán, sumarán o restarán volantes... Lo cierto es que muchas sevillanas optarán este año por repetir traje de flamenca a la vista de la caída de las ventas que han padecido las grandes firmas de moda del sector que, a pesar de todo, se consuelan con que la previsión era aún peor y que las adquisiciones de última hora han medio salvado una campaña ya de por sí mala.

El movimiento en las semanas previas a la Feria de Abril ha estado más en las tiendas de telas y en los talleres de costura que en los establecimientos con diseños exclusivos del Centro. "La crisis les afecta a todos, pero a nosotros nos va bien porque se están arreglando muchos trajes, a los que se les cambia un volante o una manga; podría decirse que se tunean", asegura el encargado de la tienda de Galerías Madrid de la calle Cuna, Jerónimo Jarada. Este local también vende trajes hechos, de la marca Doña Ana, a precios que van desde los 60 a los 200 euros, de los más baratos que pueden encontrarse en tienda, de ahí que las ventas en este sentido tampoco hayan caído.

En lo que respecta a la calidad de las telas compradas por los clientes para hacerse su propio traje, asegura que siguen triunfando las clásicas de lunares. "Cuestan en torno a los 5,50 euros, de las más baratas, aunque en nuestra tienda los precios no suelen ser altos", recalca. Eso sí, lo que más nota es el cambio de actitud del que acude a la tienda. "Antes, si el comprador veía la tela que le gustaba, se la llevaba directamente; ahora ves cómo mira el precio y vuelve al rato porque ha ido a buscar y comparar con otros establecimientos", relata.

En este sector, la economía sumergida campa a sus anchas. Muchas modistas cosen desde sus casas sin declarar los trabajos que realizan de cara a la Feria de Abril. Entre ellas y las diseñadoras de las firmas más reconocidas se encuentran las costureras que sí cuentan con un pequeño negocio y que suelen hacer los trajes a un precio más asequible al maltrecho bolsillo del ciudadano. "Este año la cosa va bien, no me puedo quejar, aunque cada vez hay más gente haciendo trajes", señala Pili Alba, una modista que trabaja en Torreblanca. "La que me hace la competencia a mí es la que no paga impuestos, mientras que yo llevo los pagos al día", señala. En cuanto a las clientas que se acercan a su taller, destaca que hoy día "se mira todo con lupa; hasta se eligen los encajes más baratos para ahorrar".

Su manera de luchar contra la crisis es contar con un margen de beneficios menor. "Se hacen menos trajes de flamenca, pero sobre todo, lo que a mí me influye es que se cobra mucho menos por ellos", explica, al tiempo que recuerda que "no hay que olvidar que es un artículo de lujo". En cualquier caso, entre sus clientas prolifera la clase media. "Cobro por la hechura de 150 a 300 euros, depende de la dificultad, porque la tela la traen ellas", cuenta.

Los esfuerzos por impulsar e innovar día a día en la moda flamenca recae en las firmas que normalmente acuden al Simof a mostrar sus creaciones y marcar las tendencias de cada temporada. La presidenta de la Asociación de Empresarios, Diseñadores y Artesanos de Moda Flamenca de Andalucía, Mof&Art, Pilar Vera, reconoce que las compras de última hora han hecho que la campaña no sea tan desastrosa como se esperaba en un inicio, aunque destaca que con la crisis la competencia desleal se incrementa notablemente. "Es lógico que la gente acuda a las modistas que le hacen las cosas más baratas, es supervivencia, pero no hay que olvidar que se benefician de nuestra creatividad y de nuestro trabajo", indica, a la vez que, asegura, no puede cuantificar aún de cuánto será la caída este año.Pilar Vera asegura que antes, cuando había más alegría en la economía, la clientela se repartía, mientras que ahora son muchas las que tiran hacia los talleres de costura legales o ilegales o a comprar trajes de gitana hechos en China.

Para diseñadoras como ella, Simof es "un escaparate magnífico", aunque reconoce que el esfuerzo económico y de creatividad "es grandísimo" y, si no se compran vestidos, las firmas que actúan como motor del diseño y la renovación de este traje regional "se ven desprotegidas". "Hoy día, es más lucrativo ser modista de barrio que ser diseñadora y, en eso, notamos que no recibimos el apoyo necesario por parte de las administraciones, que parece que no se dan cuenta de que somos un dinamizador económico más", reivindica Vera, quien puntualiza que "no es una cuestión de dinero, sino de promoción". "Parece que entienden más esto los italianos o los franceses que los españoles, y tenemos que darnos cuenta de que lo que aquí existe no se da en ninguna otra parte del mundo", insiste.

Ante este panorama y "el dineral que cuesta hacer Simof, que es una iniciativa privada", Pilar Vera asegura que no sabe si ese escaparate "nos está sirviendo de mucho y, sin ayuda, no sabemos si se podrá volver a hacer", aunque, aclara, "no estamos dispuestos a rendirnos y vamos a seguir trabajando, aunque estamos algo molestos por el trato institucional".

Para animar a la gente a las compras, una de las diseñadoras de cabecera de la moda flamenca, Aurora Gaviño, ha puesto algunos de sus trajes en promoción. "Se está salvando la campaña porque también se ha hecho una colección más sencilla, ya que, cuando los costes de un traje son altos, se debe en gran parte a la labor de artesanía y al material que se utiliza para confeccionarlo", destaca. Así, en su establecimiento, las clientas han podido encontrar más vestidos en torno a los 500 euros, "que aún se siguen vendiendo", a pesar de que quedan pocas horas para que arranque la Feria de Abril 2012.

En cuanto a que las modistas copien a petición de sus clientas algunos de sus modelos afirma que, "aunque me gustaría que me los comprasen a mí, no deja de ser un piropo que alguien quiera llevar un diseño tuyo". Ante la adversidad, se muestra optimista. "Sigo poniendo todo de mi parte y dedico más tiempo que nunca a estar encima del negocio". En su caso, ha diversificado su público objetivo, ya que ha apostado también por hacer una colección de trajes de novia que le permite que la actividad no sea tan estacional como sucede si se centra sólo en el diseño y elaboración de trajes de gitana.

Josefa Gasull no ha participado en el Simof este año, aunque sus ventas se han mantenido respecto a 2011. Asegura que, si se comparan estas dos temporadas con las de antes de la crisis, el desplome ha sido superior al 60%. Los clientes de esta diseñadora son de nivel económico medio alto, ya que el precio de sus diseños ronda los 800 euros. "La fidelidad es fundamental en este negocio, aunque también se está incorporando gente nueva en los últimos tiempos desde que tengo una tienda en el Centro", destaca.
Los turistas también se acercan y compran, sobre todo los japoneses que han viajado hasta la capital hispalense por su interés por el mundo del flamenco.

También ha notado en su establecimiento un incremento de la venta de complementos. "Hay muchas clientas que han decidido darle una vuelta al traje", concluye.

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