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La tercera reválida del fortín socialista

El PSOE confía en su provincia talismán en una campaña en la que el PP ha mostrado más a Zoido que al propio Arenas.

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No hay día de reflexión ante tantos nervios. Sevilla echó el telón ayer a dos semanas de intensa campaña que no destapan la incógnita de si el PP, en estado de euforia desde su asalto electoral en las municipales de hace sólo diez meses, podrá derrocar al PSOE del que durante 32 años ha sido su provincia talismán. Los socialistas perdieron el colchón en 2011, pero aguantaron el envites en la provincia, tanto en municipales como en generales. Esta vez, los populares han exprimido hasta el límite al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, que se ha expuesto más que el candidato, Javier Arenas. Pero ni su imagen es garantía de éxito en una provincia donde los socialistas se han desperezado de su crisis interna y hasta han logrado sumar a la causa a dirigentes como el exalcalde Alfredo Sánchez Monteseirín -desaparecido desde hace un año- para afrontar su tercera reválida.

SIN ARENAS
Zoido, ¿candidato a presidente?

El PP ha cimentado su campaña en la capital sin contar con Arenas. Tanto PSOE como IU reprocharon a los populares que hubiera más carteles de Zoido, el cabeza de lista por Sevilla, que Arenas. No es para menos, porque el efecto Zoido, que se desató con su aplastante victoria en las elecciones municipales, sigue latente a pesar de que ya sufre los primeros síntomas de desgaste por una gestión cuestionada por los presuntos casos de enchufismo o su falta de concreción en asuntos como la Torre Pelli, Ikea o el Plan Centro. Pese a todo, tiene más tirón que Arenas, que sólo ha estado en uno de los 140 actos de campaña del PP en la capital: el fin de campaña de ayer. Arenas aparece más por la provincia y en zona amiga-donde gobiernan- como Mairena del Aljarafe, Écija o Tomares, o en uno clave al ser donde más desgaste ha sufrido el PSOE como Los Palacios. Y con el alcalde al lado.

ACTOS DE CAMPAÑA
El PP y su granero metropolitano

Zoido ha sido la piedra angular del PP, que ha disputado su partido en un terreno de juego llamado área metropolitana. El PP ha redoblado esfuerzos en Utrera, Carmona, Los Palacios y Villafranca y, en especial, en el Aljarafe. Saben que es donde más han crecido y, por tanto, su arma más eficaz para aspirar a ser la fuerza más votada. A diferencia de comicios anteriores, se olvidó de la Sierra Sur -Rajoy fue hace un año a Osuna y Estepa-, donde parte con desventaja. El único escarceo con el mundo rural fue en la Sierra Norte, pero más por su vínculo con el caso de los ERE. El PP, en su asalto, ha recurrido hasta al gobierno de Rajoy, algo que le ha valido alguna reprimenda de la Junta Electoral, como la visita de la ministra de Sanidad, Ana Mato, a Los Pajaritos. Ana Pastor, Alberto Ruiz Gallardón, Arias Cañete o Cristóbal Montoro han bajado a Sevilla para lanzar promesas que se vigilarán de cerca tras el 25-M.

CONFRONTACIÓN
La reforma laboral como eje de campaña

Si el PP tira de ministros, el PSOE carga las tintas sobre las dudas que despierta las políticas del PP en el gobierno central. El eje principal ha girado en torno a la reforma laboral. Los socialistas han dedicado 32 actos en la provincia sólo para explicar una norma que culpan del aumento del paro por "abaratar el despido". Pero no ha sido la única crítica. El presidente de la Diputación de Sevilla, el socialista Fernando Rodríguez Villalobos, ha sido el más combativo a la hora de exigir concreción de si el Estado pagará o no el antiguo Plan de Empleo Rural (PER), que se antoja clave para la supervivencia de los pueblos y ha puesta en duda medidas estatales como el plan de pago a proveedores. En esa guerra de criticas ha entrado el mantenimiento de la sanidad pública y, por tanto, el rechazo al copago, donde ha cobrado cierta dimensión la voz de la consejera de Salud y candidata del PSOE por Sevilla, María Jesús Montero.

RECUPERACIÓN
La maquinaria del PSOE se recompone

El PSOE de Sevilla, que no llegó a la cita en su mejor momento -con la constitución de una comisión gestora tras la dimisión de su secretario general-, ha sabido engrasar la maquinaria a tiempo. Tras su puesta en escena en las setas de la Encarnación, se volcó primero con sus barrios afines en la capital, donde Juan Espadas tiró del carro, y después movilizó a sus alcaldes en la provincia con el reto de arañar 19.000 votos con respecto al 20-N. Al final, han conseguido que todos arrimen el hombro, incluso algunos que ya no estaban en primera línea política. Como prueba están los mítines en la ciudad de Monteseirín; o el acto en la Buhaira de Alfonso Guerra, erigido en símbolo y, a la vez, en el político que encabezó esa lista de Sevilla que aguantó el tsunami azul del 20-N.

IZQUIERDA UNIDA
Gordillo y su voto urbano

Frente a esos dos partidos, emerge la figura de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Su figura, a priori es más factible para que IU se gane el voto jornalero, aunque sus apariciones se han multiplicado en la capital, sobre todo en los barrios obreros, donde tiene a sus seguidores. Con él, que cerró la campaña en su pueblo, Marinaleda, IU aspira a llegar a dos escaños en la provincia, que pueden resultar claves en el futuro gobierno. Eso sí, la campaña lleva el sello de Gordillo y, por tanto, sus condiciones de cara a posibles alianzas que se puedan originar tras las urnas.

PARTIDOS MINORITARIOS
UPyD y PA pelean por hacerse hueco

El PA siempre es un aspirante a regresar al Parlamento, pero las posibilidades no están precisamente en la provincia, donde se despidieron de la campaña defendiendo como suyo el proyecto del Metro de Sevilla. Por contra, UPyD, con una campaña sin mucho ruido, mantiene intacta sus opciones, ya que se ha convertido en el caladero de votos de socialistas descontentos. Su trabajo ha evitado confrontaciones y ha aprovechado la imagen de su líder nacional, Rosa Díez.

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