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La tiza y el cigarrillo

El cigarrillo es consustancial a la tiza, y la tiza a la pizarra y la pizarra al maestro. Y separarlos es difícil. El Ayuntamiento lo ha intentado con una campaña destinada a que el profesorado deje de fumar y sirva de ejemplo a sus alumnos.

el 15 sep 2009 / 16:14 h.

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El cigarrillo es consustancial a la tiza, y la tiza a la pizarra y la pizarra al maestro. Y separarlos es difícil. El Ayuntamiento lo ha intentado con una campaña destinada a que el profesorado deje de fumar y sirva de ejemplo a sus alumnos. Envió la inscripción a los colegios de Sevilla, pero el plazo expiró hace un par de días y sólo se habían apuntado dos maestros.

A principios de septiembre, cuando los profesores ya andaban por los colegios preparando el papeleo para el arranque del curso, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) envió a los centros la programación de una campaña para dejar de fumar dirigida expresamente al profesorado.

El proyecto estaba subvencionado por la Delegación municipal de Salud y el plazo de suscripción permaneció abierto hasta hace dos días. Pero el viernes, el recuento de maestros que se había inscrito no ocupaba más de un dedo pulgar en el listado. Sólo dos profesores se habían propuesto dejar de fumar, de modo que AECC ha tenido que suspender la campaña y repensar nuevas estrategias de persuasión.

"Nuestro proyecto partía de una buena idea: queríamos fomentar que los profesores dejaran de fumar en los centros escolares, y que eso sirviera de ejemplo a sus alumnos", explica Santiago Delgado, psicólogo de la Asociación contra el Cáncer. El punto de partida era lógico, teniendo en cuanta que la edad media a la que los jóvenes se inician en el tabaco es a los 13 años, y la edad media del consumo diario a los 14.

De la profesión docente se suele decir que está ligada a la vocación, y eso explica que, con el tiempo, los dedos de los maestros estén blancos de tiza. También se dice que es una profesión ligada al estrés y a la ansiedad, y eso hace que fumen como carreteros y que al blanco de la tiza se termine sumando el amarillo de la nicotina.

No obstante, el objetivo más ambicioso de la campaña era llegar a los chavales a través de sus mentores en la escuela. Más de un tercio de los jóvenes de entre 16 y 24 años es fumador, según la última Encuesta Nacional de Salud, de 2006. Y el 46 % de los alumnos de enseñanza Secundaria, entre los 14 y los 18 años, afirma haber consumido tabaco alguna vez.

La campaña no ha tenido una gran acogida, y eso que según los datos de anteriores proyectos de AECC, el 43% de los jóvenes que el año pasado se plantearon dejar de fumar en una de estas campañas, no habían recaído al terminar.

De haber funcionado el proyecto, habría consistido en 12 sesiones terapéuticas, en las que un psicólogo, Santiago Delgado, se habría sentado con el grupo de maestros fumadores para analizar la necesidad y el hábito que tenían por el tabaco. También estaba previsto hacerle un diagnóstico farmacológico al profesor, "porque no basta con la psicología, y al principio son necesarios ciertos fármacos", dice Delgado.

Seguramente, cualquiera de los docentes de la terapia le habría dicho al psicólogo que, mientras la ratio siguiera subiendo por encima de los 25 niños por aula, dejar de fumar se antojaba una tarea bastante complicada.

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