Sevilla, ciudad de tradiciones por antonomasia, sabe guardar los fondos y las formas para estos actos. El cabildo de Toma de Horas de ayer, órgano de lo más arcaico para muchos, es la continuación de aquel cabildo que en 1604 convocará el Cardenal Fernando Niño de Guevara y en el que se regularon algunos aspectos cruciales y determinantes que terminaron por configurar, en buena medida, la Semana Santa que todos conocemos hoy día.
La antigüedad de este órgano se encargó de recordarla ayer el edil de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano. El popular se estrenaba como capitular presidiendo el cabildo y no dudó en reconocer su sentimiento de responsabilidad e ilusión al percibir cómo el peso de esta tradición sevillana caía, en buena medida, sobre su cargo y por consiguiente, sobre él. Y encima, a las plantas de la Virgen de los Reyes.
Serrano aseguró ante todos los hermanos mayores -uno de los poderes fácticos de la ciudad, dicen- que por la parte que le toca el Consistorio lo tiene todo preparado para que la Semana Santa únicamente sirva para el disfrute de los sevillanos y los no sevillanos. Buen conocedor de la ciudad y de sus tradiciones, dio buena cuenta ayer de que está atento a todo y no dudó en pararse bajo el Arco del Postigo, desenfundar su smartphone y hacer una fotografía a los desconchones y humedades poco decorosas que presenta un sitio tan emblemático para los cofrades como éste. La fotografía fue inmediatamente enviada al concejal de Urbanismo, Maximiliano Vilches, para que tomara buena nota y se pusiera manos a la obra lo antes posible. Falta muy poco para el Domingo de Ramos y todo tiene que estar a punto y en su sitio, como lo estuvo ayer en el cabildo de toma de horas, todo en orden y a su hora, aunque a algún hermano mayor de una céntrica cofradía le costara pegarse un sprint matutino a lo Usain Bolt -aunque con chaqueta, corbata y suela de cuero- por una desértica Avenida para no dar la nota y no estar ni en el sitio, ni a la hora.
