Los mandatarios de la Unión Europea (UE ) lograron ayer una posición común de cara a la cumbre sobre el clima de Copenhague, el próximo diciembre, tras ceder a las preocupaciones de sus miembros menos desarrollados, los países ex comunistas de Europa Central y Oriental. Aún así, no concretaron qué medidas llevarán a la cumbre.
Los líderes europeos sí asumieron finalmente como propias las estimaciones de la Comisión Europea (CE ) sobre la ayuda que van a necesitar los países en desarrollo para sumarse a los esfuerzos mundiales contra el cambio climático. Empero, la UE no concretó su aportación -se reserva esta carta para la conferencia final de Copenhague-, ni el reparto interno, pero estableció el orden de magnitud que permitirá empezar a negociar con otros países desarrollados la contribución de cada cual. "Podemos ir a Washington, Nueva Delhi o Pekín, mirarles a los ojos, y decirles: Europa ha hecho su trabajo", comentó el presidente de la Comisión, el portugués José Manuel Durao Barroso, quien advirtió de que la oferta "no es un cheque en blanco".
Los Veintisiete admitieron en Bruselas que las medidas de lucha contra el cambio climático podrían costar a los países en desarrollo alrededor de 100.000 millones de euros anuales en el año 2020. De esa cantidad, entre 22.000 y 50.000 millones de euros deberán proceder de la financiación pública internacional, y el resto, de la combinación de los esfuerzos de los propios países en desarrollo (financiación pública y privada) y los ingresos del mercado de carbono. Además, según los Gobiernos europeos, las naciones en desarrollo necesitarán una financiación anual "anticipada" de entre 5.000 y 7.000 millones de euros para el período 2010-2012. Los Veintisiete también aceptaron dejar la puerta abierta a la utilización de los derechos de emisión que estableció el Protocolo de Kioto, una vez expire este acuerdo a finales de 2012, una opción que reportará importantes ingresos a las economías más modestas del bloque ya que pueden vender los créditos que no hayan utilizado antes de esa fecha a otros Estados miembros.
Una de las concesiones arrancadas por Europa Oriental es que a esa financiación contribuirán el presupuesto comunitario y sólo "aquellos estados miembros que puedan". Es decir, tendrá carácter voluntario, lo que facilitó el visto bueno de los estados más afectados por la crisis económica internacional.
Tratado de lisboa. Mientras tanto, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró ayer que el Tratado de Lisboa podrá entrar en vigor el próximo 1 de diciembre si recibe el respaldo del Tribunal Constitucional de la República Checa -último país que falta - el 3 de noviembre y el presidente checo, Vaclav Klaus, lo ratifica finalmente.
