Hasta febrero de 2011, tres Hermandades sevillanas no habían autorizado la salida de nazarenas. El Silencio, el Santo Entierro y la Quinta Angustia tuvieron que hacerlo por decreto, no por gusto, ya que el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, decidió determinar la plena igualdad de derechos entre los miembros de las cofradías hispalenses con el fin de que no sea posible discriminación alguna en razón al sexo. En las Semanas Santa anteriores, la lluvia respetó tanto al Silencio como al Santo Entierro y las mujeres pudieron salir a hacer estación de penitencia. La Hermandad de la Magdalena ha sido finalmente la última en sumarse, ya que ni en 2011 ni el año pasado pudo hacer estación de penitencia por los chubascos. El movimiento oscilante de Cristo del Descendimiento, que se sujeta a la cruz a través del sudario, volvió a sobrecoger a los que se acercaron a ver a esta seria Hermandad a lo largo de su recorrido por las calles de la capital hispalense, sobre todo de noche y con el ambiente de luto que caracteriza al Jueves Santo. La vuelta siempre suele ser sobrecogedora, algo que se repitió este año, sobre todo a su paso por uno de los puntos estratégicos de la Semana Santa sevillana, el Arco del Postigo. Pero antes, a las 19.30 horas, el Misterio de la Quinta Angustia, con 46 costaleros bajo sus andas, salvó sin problemas la puerta de la parroquia de la Magdalena a su salida con la cruz recogida, cuando era prácticamente de noche en la ciudad. El silencio se hizo en la plaza de la Magdalena, donde se reunió un gran número de personas, cuando el único paso de la Hermandad consiguó ponerse en la calle después de dos años de vacío debido a las inclemencias meteorológicas. Acompañado por música de capilla y voces de cantores interpretando motetes en la delantera del paso, el Cristo del Descendimiento recorrió las calles de la ciudad, este año con un estreno histórico, el de la salida de las primeras hermanas nazarenas. Quedará para la historia.
