Como si se tratara de imitar aquel viejo consejo publicitario canario de "todos los días un plátano" aquí creamos cada semana una plataforma para arremeter contra lo que sea que siempre coincide -casualmente- con alguna medida innovadora. La última la Plataforma contra la peatonalización de la calle San Jacinto. Para la gente que la forma -que tampoco se sabe cuantos y quienes son- ni pasa el tiempo, ni existe la ciudad; y como no existen, si por ellos fuera los candidatos de cada partido en las elecciones municipales deberían presentarse prometiendo no hacer nada, dejando todo tal como está.
La mayoría de estas organizaciones -aunque no se sepa cómo se organizan- que proclaman luchar por el bien de la ciudad, parten de la convicción de que la ciudad no existe: existen su calle, su jardín, su plaza? Olvidan o no quieren acordarse de que todas, independientemente de su nombre propio, se llaman vías o espacios públicos. Son de todos los ciudadanos, de los que van andando, en bicicleta o en vehículo a motor, de los que buscan la sombra o una conexión de internet en su portátil; en todos debe primar lo que desde el Derecho Romano se llamó bien común, el de la mayoría de los habitantes y, por extensión, de todo el mundo,
Los fueros de las ciudades, los portazgos, los gremios, las alcaicerías y cosas similares hace ya mucho tiempo que decayeron; ahora las murallas sirven para que las visiten los turistas y la obligación de los gobernantes municipales (y también la de la oposición municipal) es ofrecer a la población y realizar un proyecto de ciudad amable, tolerante, sostenible, acorde con la época que vivimos. Si quienes se aferran a esa ciudad antigua ideal recordaran que allí no existían los ruidos, ni los gases contaminantes a lo mejor esta plataforma sería, de verdad, la última.
